Bhagavad-gītā 8.20
El Bhagavad-gītā nos informa acerca del mundo espiritual, que es el destino final para nosotros como almas. A veces se muestra que este mundo espiritual está situado más allá de un límite particular hasta el cual se extiende el mundo material. Tal representación puede hacernos creer que el mundo espiritual está en contigüidad geográfica con el mundo material, tal como, por ejemplo, Canadá está por encima de los Estados Unidos en el mapa del mundo.
Sin embargo, el intento de representar algo espiritual mediante cualquier herramienta material de representación, como un mapa, está plagado de limitaciones. El mundo espiritual no sólo existe en otro lugar, sino en otro nivel de realidad. El Bhagavad-gītā (8.20) subraya que el mundo espiritual existe en una categoría diferente - existe más allá de lo manifiesto y lo no manifiesto, y continúa existiendo cuando todo en este mundo es destruido.
Si el mundo material es como una manzana, el mundo espiritual no es como un mango que, aunque es una fruta diferente, se puede apreciar con el mismo parámetro - el gusto. Es como un diamante que requiere un parámetro significativamente diferente para ser apreciado.
La diferencia categórica entre el mundo espiritual y el mundo material implica que no se alcanza mediante viajes físicos, sino mediante la elevación de la conciencia al nivel espiritual. Espiritualizar nuestra conciencia requiere una práctica sostenida del yoga, especialmente del bhakti-yoga. De hecho, se dice que los yogīs con conciencia espiritualizada son jīvan-mukta , liberados mientras aún viven en su cuerpo.
Al comprender la naturaleza categóricamente diferente del mundo espiritual, podemos evitar desanimarnos pensando que está muy lejos. En cambio, podemos sentirnos alentados al contemplar que la oportunidad de acercarnos a él nos llama a cada momento; solo necesitamos espiritualizar nuestra conciencia ahora mismo concentrándonos en Kṛṣṇa.
Mas, existe otra naturaleza no manifiesta, que es eterna y trascendental a esta materia manifestada y no manifestada. Esa naturaleza es suprema y nunca es aniquilada. Cuando todo en este mundo es aniquilado, esa parte permanece tal como es. – Bhagavad-gītā 8.20
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