Bhagavad-gītā 4.1
El Bhagavad-gītā (4.01) indica cómo Kṛṣṇa comparte ofertas espirituales el legado supremo para todos nosotros, Sus hijos. Ese legado es el conocimiento sobre el mejor camino hacia la trascendencia, el camino del amor interminable: el bhakti-yoga. Al practicar bhakti-yoga, podemos redirigir fácil, rápida y felizmente nuestro amor de lo temporal a lo eterno. Esta redirección nos eleva al reino inmortal, donde nos deleitamos en el amor eterno con Él. Por lo tanto, el legado de Kṛṣṇa para nosotros forma un puente entre el reino de la mortalidad, el mundo material donde residimos actualmente, y el reino de la inmortalidad, el mundo espiritual al que pertenecemos eternamente.
Incluso si recibimos el mejor legado posible de nuestros padres, la irresistible atracción del tiempo nos lo arrebatará. Pero Kṛṣṇa, como padre supremo, nos ofrece un legado que el tiempo no tiene poder para tocar, y mucho menos robar.
Kṛṣṇa no sólo ofrece este legado único, sino que también establece un sistema de sucesión discipular para mantenerlo disponible generación tras generación. Incluso desciende personalmente a nuestro mundo una y otra vez para recordarnos lo que nos espera. Así demuestra cuánto nos ama y cuánto quiere que recibamos y disfrutemos el legado.
Normalmente, los niños están ansiosos por recibir el legado de sus padres, pero desafortunadamente estamos letárgicos para recibir el legado inmortal de Kṛṣṇa. ¿Por qué? Porque estamos enamorados de los placeres y tesoros mortales. Para liberarnos de tales enamoramientos, Kṛṣṇa proporciona en el Gītā un penetrante análisis sobre la inutilidad de todo lo material que está desconectado de Él.
Al contemplar esta aleccionadora realidad y, más importante aún, contemplar la inspiradora realidad del amor de Kṛṣṇa, podemos motivarnos a volver nuestro corazón del mundo hacia Él. Cuando Le ofrecemos nuestro amor, pronto será nuestro un enriquecimiento inmortal.
La Personalidad de Dios, el Señor Śrī Kṛṣṇa, dijo: Yo le enseñé esta imperecedera ciencia del yoga a Vivasvān, el dios del Sol, y Vivasvān se la enseñó a Manu, el padre de la humanidad, y Manu a su vez se la enseñó a Ikṣvāku. – Bhagavad-gītā 4.1
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