La devoción abarca tanto la reconexión del mundo como su renuncia


Bhagavad-gītā 3.19

Algunas personas temen que la devoción a Kṛṣṇa les obligue a renunciar al mundo.
Sin embargo, la devoción no requiere la renuncia al mundo, sino su reconexión con Kṛṣṇa. Arjuna, el alumno original del Gītā, no renunció al mundo; se convirtió en un gobernante mundial.
¿Por qué Arjuna se involucró tanto?
Porque la devoción debe incluir al mundo, no excluirlo. Esto se debe a que la visión iluminada ve el mundo como realmente es, como propiedad de Kṛṣṇa destinada a ser utilizada por los devotos en Su servicio.
Por supuesto, no podemos adquirir esta visión de la noche a la mañana; requiere una práctica sostenida del servicio devocional. Esa práctica fomenta la iluminación intelectual y la reorientación emocional - iluminación para entendernos a nosotros mismos como almas cuya verdadera realización viene al amar a Kṛṣṇa, y reorientación para dirigir nuestro corazón hacia Kṛṣṇa, no al mundo.
Como todavía no tenemos esta visión ilustrada, debemos ser cautelosos. Es por eso que nos mantenemos alejados de algunas actividades que son especialmente enredadoras y dedicamos tiempo regularmente para mantener fuerte nuestra conexión devocional. Pero más allá de eso, cumplimos con nuestros deberes mundanos de manera responsable para dar ejemplo a los demás y así atraerlos a Kṛṣṇa y al sendero de la devoción. El Gītā ( 20.03 ) declara que dar ejemplo es una responsabilidad social vital que cumple con loka-sangraha, una palabra que literalmente significa mantenimiento del orden mundial.
Esto puede plantear una pregunta: si dar ejemplo es tan importante, ¿por qué algunos devotos renuncian al mundo?
Los devotos-renunciantes no se centran en la renuncia sino en la devoción; utilizan la renunciación como herramienta para centrarse singularmente en compartir el mensaje de amor de Kṛṣṇa con el mundo. De esta manera inspiran a más personas a reconectarse con Kṛṣṇa y reconectar al mundo con Él.
Tal es la gloria de la devoción: - incluye en su seno tanto el mundo como la renuncia al mundo.
Por lo tanto, sin estar apegado a los frutos de las actividades, uno debe actuar como una cuestión de deber, pues, por trabajar sin apego, uno llega al Supremo. Bhagavad-gītā 3.19

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