Bhagavad-gītā 8.21
La morada suprema se refiere al destino último de la vida. Algunas personas piensan que el destino último es la refulgencia impersonal del Brahman, la unidad infinita en la que nos fundimos al alcanzar la liberación.
Sin embargo, la sabiduría del Bhagavad-gītā ofrece una interpretación más matizada. Si bien la refulgencia impersonal es una realidad espiritual, no es la realidad espiritual suprema. Proviene de Kṛṣṇa y reposa en Él, quien es la realidad última, la Verdad Absoluta personal (14.27).
Sin duda, la refulgencia impersonal es un destino espiritual, pero es el penúltimo destino, no el último. El Bhagavad-gītā (8.21) identifica el destino supremo como la morada eterna de Kṛṣṇa mediante el uso de dos palabras inequívocas: paramam gatim (el destino supremo) y mama param dhama (mi morada suprema). Al alcanzar esa morada, nunca regresamos a este mundo mortal.
Este punto se reitera en el capítulo quince del Bhagavad-gītā, que comienza describiendo la naturaleza ilusoria de este mundo utilizando la metáfora de un árbol al revés. Una vez que comprendemos la naturaleza de este mundo, ¿qué hacemos? Nos esforzamos por liberarnos del enredo mundano utilizando el arma del desapego (15.03). Luego, buscamos el destino del que nadie regresa, en el que nos entregamos al Supremo que es la fuente de todo (15.04).
¿Quién es ese Supremo? El Bhagavad-gītā lo revela de manera inequívoca dos versos más adelante (15.06) cuando identifica la morada suprema como la morada de Kṛṣṇa. Esa morada se describe como auto-luminosa, sin necesidad de fuentes de iluminación como el Sol, la Luna o la electricidad. Una vez alcanzada esa morada, no regresamos a este mundo. Esta característica común de liberación irreversible descrita en estos versos 15.04 y 15.06 implica que ambos se refieren al mismo objeto - el destino supremo, que es la morada del Supremo.
Así pues, la morada de Kṛṣṇa no es una escala previa a la liberación, sino el cenit post-impersonal de la liberación. Allí nos regocijamos en una vida de amor eterno y alegría eterna.
Aquello que los vedantistas describen como no manifiesto e infalible, aquello que se conoce como el destino supremo, ese lugar del que, después de llegar a él, nunca se regresa, ésa es Mi morada suprema. – Bhagavad-gītā 8.21
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