Bhagavad-gītā 2.65
Supongamos que un alcohólico se enferma debido a su exceso de alcohol. Si bien la enfermedad es un peligro que necesita tratamiento, un peligro igual, si no mayor, es el alcoholismo, porque probablemente provocará una recaída médica, anulando así el beneficio del tratamiento.
Para muchos alcohólicos, soportar el dolor de la enfermedad no es tan exigente como mantener la determinación de evitar el alcohol. Si de alguna manera fueran liberados de su anhelo adictivo, esa libertad interior sería la clave para liberarse de gran parte de la miseria exterior, incluido el peligro de una recaída médica.
Una dinámica similar se aplica a nuestros sufrimientos en la existencia material. Aunque tales sufrimientos pueden tener muchas causas específicas, con frecuencia tienen una causa común subyacente: el deseo impuro. La sabiduría del Gītā explica que somos almas eternas destinadas a deleitarnos en el amor puro e inmortal por el ser espiritual supremo, Dios, Kṛṣṇa. La impureza nos hace buscar placer en las cosas materiales temporales. Mientras anhelemos cosas temporales, esos anhelos se convierten en la causa de nuestro sufrimiento, ya sea cuando los objetos anhelados desaparecen o cuando el anhelo nos lleva a hacer cosas kármicamente culpables.
De manera pertinente, el Bhagavad-gītā (2.65) declara que la miseria es destruida para aquellos que alcanzan la misericordia. Cuando practicamos yoga, especialmente bhakti-yoga, aprendemos a redirigir nuestros deseos de las cosas temporales a Kṛṣṇa, y Él corresponde con nuestra práctica sincera otorgándonos Su misericordia. Una manifestación destacada de Su misericordia es la pureza, que elimina el anhelo de cosas temporales que induce a la miseria. Por lo tanto, Su misericordia nos capacita para elevarnos desde el nivel de esforzarnos conscientemente por redirigir nuestros deseos hacia Él al nivel de sentirnos atraídos espontáneamente hacia Él. En consecuencia, nuestra conciencia se eleva cada vez más por encima del nivel material de la realidad y sus miserias asociadas. Y finalmente nos liberamos de la existencia material hacia el mundo extático de amor de Kṛṣṇa.
Para aquel que se encuentra satisfecho de ese modo [en el estado de conciencia de Kṛṣṇa], dejan de existir las tres clases de sufrimientos de la existencia material; con la conciencia así de satisfecha, la inteligencia de uno pronto queda bien establecida. – Bhagavad-gītā 2.65
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