Nuestra inteligencia es nuestra guardia, y debemos protegerla


Bhagavad-gītā 2.65

Los VIP tienen guardias para protegerlos. Pero ellos también necesitan proteger a sus guardias, no de los ataques, por supuesto, sino atendiendo a sus necesidades, como la comida. Cuando los guardias estén adecuadamente alimentados, estarán fuertes y alerta para hacer su trabajo.

 

De manera similar, nuestra inteligencia es nuestra guardia - nos protege de deseos miopes y emociones mal informadas. Si no nos protegemos de ellos, nos convertimos en nuestros peores enemigos y terminamos haciéndonos daño a nosotros mismos y a otros.

 

Para que nuestra inteligencia nos proteja, debemos protegerla. ¿Cómo? Proporcionándole alimento adecuado a través del estudio espiritual y la práctica espiritual. El Bhagavad-gītā afirma que cuando regulamos nuestra conducta de acuerdo con las Escrituras, negándonos a seguir nuestros apegos y aversiones, nos purificamos (2.64). A partir de entonces, ya no nos atormentan nuestros propios deseos (comer esto, mirar esto, tocar esto) y entonces nos alegramos y nuestra inteligencia se fortalece (2.65).

 

Cuando estudiamos las Escrituras, entendemos la naturaleza del placer, material y espiritual. Tal comprensión fortalece nuestra convicción intelectual de vivir de acuerdo con las Escrituras mediante la práctica del bhakti-yoga. Y la práctica de bhakti-yoga nos conecta con Kṛṣṇa, la fuente de todo placer, permitiéndonos saborear la felicidad espiritual. Experiencias tan sublimes refuerzan nuestra convicción intelectual. Sin embargo, si contemplamos indiscriminadamente los placeres mundanos, dicha contemplación potencia una espiral sensual que sabotea nuestra inteligencia y nos arrastra a la degradación (2.62-63).

 

En contraste, cuando alimentamos nuestra inteligencia contemplando el mensaje de Kṛṣṇa, bloquea la contemplación de la tentación: “No hacer nada. Mi vida está destinada a cosas mejores”. Además, dirige nuestra conciencia hacia compromisos constructivos centrados en recordar y servir a Kṛṣṇa, llevándonos así a la seguridad espiritual, más allá del atractivo de la tentación.

 

Por lo tanto, cuando protegemos nuestra inteligencia mediante el estudio de las Escrituras y la vida espiritual, nuestra inteligencia nos protege.

 

Para aquel que se encuentra satisfecho de ese modo [en el estado de conciencia de Kṛṣṇa], dejan de existir las tres clases de sufrimientos de la existencia material; con la conciencia así de satisfecha, la inteligencia de uno pronto queda bien establecida. – Bhagavad-gītā 2.65


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