Bhagavad-gītā 3.39
Venciendo la tentación
Si nos trasladamos a un lugar nuevo, buscamos una localidad segura. De manera similar, necesitamos para nuestra conciencia un lugar seguro, un lugar libre de tentaciones inmorales.
¿Qué lugares son seguros? ¿Escenarios naturales con atmósferas serenas? Posiblemente. Pero incluso en esos lugares las tentaciones pueden asaltarnos. ¿Cómo? A través de recuerdos sensuales.
Los deseos tentadores surgen no sólo del lugar donde está nuestro cuerpo, sino principalmente del lugar donde está nuestra mente. Y nuestra mente va hacia donde la llevan sus impresiones más importantes. Si nuestras principales impresiones son de indulgencias impuras, nos sentiremos tentados, sin importar dónde estemos físicamente. De manera pertinente, el Bhagavad-gītā advierte que el deseo autodestructivo es nuestro enemigo eterno (3.39) - nos acosa en todas partes. De hecho, los deseos autodestructivos no residen afuera, en los objetos de los sentidos; residen en nuestro interior, en nuestros propios sentidos, mente e inteligencia (3.40).
¿Eso significa que los lugares externos no importan? Ellos actúan. Aunque los deseos surgen de impresiones internas, a menudo son desencadenados por percepciones externas. Por lo tanto, los lugares hedonistas donde percepciones sensuales explícitas invaden nuestra conciencia no son seguros y es mejor evitarlos.
Sin embargo, si nos centramos únicamente en esa evitación, a menudo nos topamos con dos problemas importantes. En primer lugar, podemos sentirnos constantemente perseguidos porque en la cultura materialista actual los estímulos tentadores son casi omnipresentes. En segundo lugar, en ausencia de estímulos sensuales, podemos dejarnos llevar por una falsa sensación de seguridad y bajar la guardia. Y ¡zas! Nuestra mente puede tendernos una emboscada llenándonos internamente con recuerdos sensuales.
Entonces, ¿cómo podemos mantenernos a salvo? Esforzándonos por colocar nuestra conciencia en el lugar supremamente seguro - a los pies de loto de Kṛṣṇa. Kṛṣṇa es todo puro, todopoderoso y todo placentero. Cuando Lo recordamos y Le servimos practicando bhakti-yoga, accedemos a una felicidad superior. Y esa felicidad nos permite descuidar persistentemente las impresiones impuras hasta que sean eliminadas de nuestra conciencia de forma permanente.
Piénsalo:
· ¿Por qué a veces nos sentimos tentados incluso en entornos naturales serenos?
· Si nos centramos sólo en evitar lugares tentadores, ¿cuáles son los problemas?
· ¿Cómo nos protege colocar nuestra conciencia con Kṛṣṇa?
Así pues, la conciencia pura de la sabia entidad viviente es cubierta por su enemigo eterno en forma de la lujuria, que nunca se satisface y arde como el fuego. - Bhagavad-gītā 3.39
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