Podemos tener un gran vehículo, pero no llegaremos a ninguna parte si no nos subimos a él


Bhagavad-gītā 8.14

Supongamos que queremos ir a un destino determinado y tenemos un vehículo eficiente para llegar hasta allí. Sin embargo, necesitamos subirnos a él y conducirlo; de lo contrario, no nos servirá de mucho, incluso si se ve bien en nuestro estacionamiento.
Cuando adquirimos conocimiento espiritual, comprendemos que el destino supremo de la vida es la absorción de nuestra conciencia en Kṛṣṇa, quien es nuestro Señor todo atractivo, la fuente de alegría sin fin. Para cultivar la absorción en Él, el proceso de bhakti-yoga es un vehículo poderoso: puede llevar nuestra conciencia hacia Él con facilidad, rapidez y alegría. Fácilmente porque quienes lo recuerdan con constancia lo alcanzan sin dificultad (Bhagavad-gītā 8.14); rápidamente porque quienes fijan su mente en Él se liberan pronto de la existencia material (12.7); y alegremente porque conectarse devocionalmente con Él proporciona una satisfacción sublime (9.2).
Aunque el bhakti es un vehículo poderoso, aun así tenemos que subirnos a él y conducirlo. El combustible del vehículo del bhakties nuestro deseo por Kṛṣṇa. Sin embargo, a veces podemos practicar el bhaktimecánicamente, sin ningún deseo por él. ¿Por qué? Porque podemos estar motivados por el egoísmo. Por ejemplo, podemos ver el bhakti no como algo espiritual, sino ornamental, como una actividad cultural que aumenta nuestro prestigio.
Al no tener ningún deseo por Kṛṣṇa, practicamos el bhaktide manera ritualista, privándonos así de la dulzura sublime. Al experimentar muy poco sabor superior, nos quedamos estancados en nuestros gustos mundanos. En consecuencia, nuestra conciencia sigue siendo materialista, sin importar cuánto tiempo sigamos con los movimientos de la devoción.
Si nos encontramos atrapados en una rutina espiritual, ¿cómo podemos salir de ella? Asociándonos con devotos cuyos corazones están energizados por un fuerte anhelo por Kṛṣṇa. Cuando practicamos bhakti en medio de ellos, su anhelo divino impregna y alimenta nuestro corazón, impulsándonos hacia la eterna absorción extática en Él.
Para aquel que siempre Me recuerda sin desviación, Yo soy fácil de obtener, ¡oh, hijo de Pṛthā!, debido a su constante ocupación en el servicio devocional. – Bhagavad-gītā 8.14

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