Bhagavad-gītā 3.6
Supongamos que alguien con quien trabajamos nos miente con frecuencia. Afirman que pueden hacer cosas que no pueden hacer. O afirman que no pueden hacer cosas que sí pueden hacer. Si nos engañan repetidamente, eventualmente los consideraremos poco confiables y buscaremos un reemplazo para ellos.
¿No pasará algo parecido si nos mentimos a nosotros mismos? Supongamos que necesitamos seguir un régimen estricto para mejorar nuestra salud. Supongamos además que no lo seguimos porque somos demasiado vagos, pero afirmamos que no lo seguimos porque somos demasiado débiles. Al mentir así, socavaremos no sólo nuestra salud, sino también nuestra confiabilidad ante nuestros propios ojos.
Lo que hace que mentirnos a nosotros mismos sea aún más peligroso es que los humanos somos psicológicamente vulnerables a la manipulación por repetición. Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, lo expresó bien: "Si dices una mentira lo suficientemente grande y la sigues repitiendo, la gente acabará creyéndola". Cuando nos exponemos a nuestras repetidas mentiras, nuestra inteligencia se debilitará; Ni siquiera sabremos cuándo mentimos y cuándo no. Al final acabaremos creyéndonos nuestras propias mentiras. De manera pertinente, el Bhagavad-gītā (3.06) subraya el peligro de fingir - no sólo estamos engañando a los demás sino también a nosotros mismos.
No poder confiar en nosotros mismos es mucho más paralizante que no poder confiar en los demás. ¿Por qué? Porque podemos reemplazar a otros, no a nosotros mismos. Somos nuestro primer e indispensable recurso para hacer cualquier cosa, incluso consultar a otros.
¿Cómo podemos hacernos más confiables para nosotros mismos? Esforzándonos concienzudamente por ser honestos con nosotros mismos. ¿Qué pasa si todavía nos mentimos a nosotros mismos por costumbre? Podemos tomarnos un tiempo para la introspección regular, en la que evaluamos nuestro diálogo interno. Cuando nos confesamos así a nosotros mismos, fortalecemos y agudizamos nuestra inteligencia, creando así las bases para reformarnos a nosotros mismos.
Conclusión:
Si nos mentimos a nosotros mismos, no podemos confiar en nosotros mismos; la confesión de uno mismo es fundamental para la autotransformación.
Piénsalo:
· ¿Cómo somos vulnerables a la manipulación por repetición?
· ¿Por qué mentirnos a nosotros mismos es especialmente perjudicial?
· ¿Qué mentiras te dices frecuentemente? ¿Cómo puedes contrarrestarlos?
Aquel que restringe los sentidos de la acción pero cuya mente mora en los objetos de los sentidos, sin duda que se engaña a sí mismo, y se lo conoce como un farsante. – Bhagavad-gītā 3.6
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