Bhagavad-gītā 3.38
Es posible que nos preguntemos: "Si soy un alma diferente de mi cuerpo, ¿por qué no puedo realizarme como tal?".
Debido a nuestro deseo de disfrutar de los placeres corporales, que ata nuestra conciencia al nivel material de la realidad y nos ciega a la realidad espiritual. El principal de esos deseos es la lujuria.
El Bhagavad-gītā ( 3.38 ) ofrece tres analogías para transmitir cómo la lujuria cubre el alma. Los comentaristas del Gītā explican que estas analogías se refieren a las coberturas del alma en diferentes especies. La analogía del útero que cubre un embrión, que connota la cubierta más espesa, se refiere al alma en las especies vegetales, donde su conciencia está más restringida. La analogía del polvo que cubre un espejo, que denota una cubierta más delgada, se refiere al alma en el mundo animal, donde su conciencia está un poco más liberada. La analogía del humo que cubre un fuego, que connota la cobertura más fina, se refiere al alma en la especie humana, donde su conciencia está más liberada, lo suficientemente libre como para percibir la realidad espiritual.
Si avivamos el fuego con destreza, podemos eliminar el humo y el fuego puede arder. De manera similar, al llevar una vida regulada bajo la guía de las Escrituras, podemos eliminar la cobertura de la lujuria y gradualmente reencender nuestra conciencia espiritual para que ilumine nuestro camino hacia la vida eterna con Kṛṣṇa. La vida humana es una oportunidad para recuperar el alma, es decir, para liberarla del olvido espiritual quitando el manto de la lujuria.
Sin embargo, si nos entregamos sin restricciones a la lujuria, como se está volviendo cada vez más común en la cultura contemporánea, entonces espesamos la cobertura y transmigramos a las especies inferiores. El alma a punto de ser recuperada se vuelve a cubrir trágicamente.
Sin embargo, incluso en medio de la cultura espiritualmente destructiva de hoy, Kṛṣṇa está siempre listo para protegernos, purificarnos y liberarnos si buscamos su refugio practicando bhakti-yoga con sinceridad.
Así como al fuego lo cubre el humo, o como a un espejo lo cubre el polvo, o como al embrión lo cubre el vientre, así mismo a la entidad viviente la cubren distintos grados de esa lujuria. - Bhagavad-gītā 3.38
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