Somos los artífices de nuestro destino, pero no los amos de nuestro destino


Bhagavad-gītā 2.47

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Cuando nos esforzamos por lograr algo desafiante, pronto nos damos cuenta de que los resultados no dependen solo de nosotros. Por ejemplo, en el cricket, nuestro equipo favorito puede jugar de manera brillante, pero si la lluvia borra la parte decisiva del partido, es posible que ese equipo no gane. El factor desconocido que da forma a los resultados se denomina convencionalmente destino.
Podemos preguntarnos: ¿Qué determina el destino? Lo hacemos. O más bien, lo hemos determinado por nuestras acciones pasadas. El destino es esencialmente la suma total de nuestro karma pasado, bueno y malo. Una parte de esa reserva de karma se combina con nuestras acciones presentes para determinar los resultados de esas acciones. A veces, podemos hacer una pequeña buena acción y obtener una ganancia inesperada. ¿Por qué? Porque el destino es favorable; nuestro karma positivo pasado está entrando en juego. En otras ocasiones, podemos cometer un pequeño error y enfrentarnos a una catástrofe. ¿Por qué? Porque el destino es desfavorable; nuestro karma negativo pasado está entrando en juego. Así, tres factores determinan el resultado (phala): nuestra acción presente (karma), el destino (daiva) y el tiempo (kala).
Dicho matemáticamente, karma + daiva + kala = phala
Debido a que el destino no es más que la combinación de nuestras acciones pasadas, de hecho somos los creadores de nuestro destino. Sin embargo, debido a que no determinamos si el destino se manifestará positiva o negativamente en un momento determinado, no somos los amos de nuestro destino - el Señor Supremo lo es. Por lo tanto, el papel de nuestras acciones presentes en la formación de resultados es contributivo, pero no definitivo. Pertinentemente, el Bhagavad-gītā nos insta a cumplir con nuestro deber, pero sin apegarnos al resultado (2.47).
Entendiendo que somos los artífices de nuestro destino, nos sentimos inspirados a hacer nuestra parte de todo corazón. Entendiendo que no somos los dueños de nuestro destino, aprendemos a aceptar con gracia cualquier resultado que obtengamos.
Piénsalo:
· ¿Qué factores determinan los resultados de nuestras acciones? Explicar.
· ¿Cómo somos los hacedores de nuestro destino, pero no sus amos?
· ¿Cómo puede ayudarnos comprender adecuadamente el destino?
Tú tienes derecho a desempeñar tu deber prescrito, mas no a los frutos de la acción. Nunca consideres que eres la causa de los resultados de tus actividades, y jamás te apegues a no cumplir con tu deber. - Bhagavad-gītā 2.47

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