Bhagavad-gītā 4.35
La mayoría de nosotros conocemos a alguien que nos molesta, irrita o enfurece. Incluso podemos sentir que si esa persona estuviera fuera de nuestra vida, todo sería mucho mejor.
Sobre este tema desconcertante, la sabiduría del Gītā nos ofrece una visión refrescante y empoderadora. Nos informa que el mundo es como una universidad destinada a enseñarnos lecciones de amor. Estas lecciones expanden nuestro amor hasta que alcance su máximo potencial de amar a Kṛṣṇa y, a través de Él, a toda Su creación y criaturas.
Amar a Dios es un proceso esencialmente transformador que requiere que nos volvamos piadosos, que aprendamos a amar como Dios ama. Una característica esencial de Kṛṣṇa es que ama incluso a aquellos que no son dignos de ser amados, como es evidente en un ejemplo que está incómodamente cerca: nosotros mismos.
Kṛṣṇa nos ofreció Su amor incluso cuando no éramos dignos de ser amados, en un momento en el que habíamos vendido nuestras almas a indulgencias egoístas. Dejando de lado el pasado, incluso el presente, si miramos hacia adentro, probablemente encontraremos mucho allí que no es digno de ser amado por Kṛṣṇa. Sin embargo, Él mira más allá de estas acumulaciones desagradables, hacia nuestro yo real, nuestra alma pura, y nos alienta y facilita la tarea de deshacernos de esas acumulaciones.
El Gītā ( 04.35 ) indica que el fruto de la sabiduría es esta visión del amor, esta capacidad de ver, como ve Kṛṣṇa, la adorable chispa divina dentro de cada uno. Incluso los imprudentes pueden amar a los amables; se necesita ser sabio para amar a los que no son dignos de ser amados, para ver más allá de su periferia que no es digno de ser amado, hasta su núcleo amable y ayudarlos a actuar de acuerdo con su núcleo, no con su periferia.
La presencia de personas que no son dignas de ser amadas en nuestras vidas es una oportunidad para crecer en nuestro carácter. Nos obligan a hacer lo que realmente queremos hacer: volvernos piadosos y así acercarnos a Dios.
Habiendo obtenido verdadero conocimiento proveniente de un alma autorrealizada, nunca volverás a ser víctima de semejante ilusión, pues, por medio de ese conocimiento, verás que todos los seres vivientes no son más que parte del Supremo, o, en otras palabras, que son Míos. - Bhagavad-gītā 4.35
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