Bhagavad-gītā 5.20
En el mundo acelerado de hoy, caracterizado por cambios repentinos y masivos, a menudo apreciamos a las personas que mantienen la cabeza fría. ¿Cómo podemos nosotros también desarrollar esa ecuanimidad? ¿Necesitamos renunciar a todas las emociones? Pero, ¿no son emociones como el amor las que aportan significado y satisfacción a nuestra vida?
Al abordar estas preocupaciones, la sabiduría del Gītā nos ofrece un camino hacia la ecuanimidad que es a la vez filosófico y pragmático. A nivel filosófico, el Gītā explica que todos somos partes de un Dios todo atractivo, Kṛṣṇa. Él es nuestro Señor inmutable que existe trascendentalmente más allá de este mundo e inmanentemente dentro de nuestros corazones. Si nos conectamos con Él a través del amor espiritual o bhakti, podemos encontrar el significado más profundo y la mayor satisfacción de la vida. A nivel pragmático, el Gītā señala muchas actividades prácticas que pueden conectarnos con Kṛṣṇa. Al internalizar una autocomprensión espiritual y participar en actividades devocionales, desarrollamos una fuerte conexión devocional que nos eleva por encima de las dualidades del mundo. He aquí una metáfora para ilustrar.
Supongamos que alguien ha caído al océano. No pueden dejar de ser sacudidos por las olas del océano. Pero si suben a bordo de un barco y se sujetan a un salvavidas proporcionado por un helicóptero, las olas no los molestarán tanto. De manera similar, participar en actividades bhakti es como subir a un barco, y fortalecer nuestra intención de servir al Kṛṣṇa trascendental es como sostener un salvavidas; ambos disminuyen nuestra vulnerabilidad a la imprevisibilidad del mundo y la volatilidad de la mente. De manera pertinente, el Bhagavad-gītā (5.20) afirma que podemos evitar sentirnos eufóricos por los deseables y abatidos por los indeseables cuando estamos situados en el conocimiento y la realización espirituales.
Por lo tanto, desarrollamos ecuanimidad no eliminando o reprimiendo las emociones, sino desarrollando una conexión superior energizada por el amor divino.
Conclusión:
La ecuanimidad no requiere la eliminación de la emoción; requiere la subordinación de la emoción a la intención.
Piénsalo:
· Al cultivar la ecuanimidad, ¿cómo puede ayudarnos filosóficamente la sabiduría del Gītā?
· Al cultivar la ecuanimidad, ¿cómo puede ayudarnos pragmáticamente la sabiduría del Gītā?
· ¿Cómo pueden coexistir la ecuanimidad y la emoción?
Una persona que ni se regocija al conseguir algo agradable ni se lamenta al obtener algo desagradable, que es inteligente en relación con el ser, que no se confunde y que conoce la ciencia de Dios ya está situada en la trascendencia. – Bhagavad-gītā 5.20
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