Bhagavad-gītā 5.25
Compasión , Nutre tus relaciones
Supongamos que alguien se muere de hambre. Podemos ayudarlos dándoles algo de dinero. Si pasan hambre porque una recesión los ha dejado sin trabajo, con gratitud utilizarán ese dinero para alimentarse. Pero si se mueren de hambre porque son alcohólicos y gastan todo su dinero en bebidas, probablemente harán lo mismo con nuestro dinero.
De manera similar, consideremos a una persona desempleada que vive de la asistencia social. Si el dinero de la asistencia social les permite sobrevivir mientras intentan conseguir otro trabajo, esa ayuda será útil. Pero supongamos que el dinero de la asistencia social les quita el impulso para buscar otro trabajo; en cambio, les facilita permanecer recibiendo asistencia social durante toda su vida mientras desperdician su vida en actividades triviales o autodestructivas. Entonces, esa ayuda será perjudicial.
Al ayudar a los desposeídos, debemos considerar por qué lo están. De manera pertinente, el Bhagavad-gītā afirma que las personas de corazón puro se dedican al bienestar de todos (5.25). ¿Cómo se relaciona este verso con nuestra discusión? De dos maneras principales. Primero, subraya que la pureza de corazón nos hace más útiles. Si bien es posible que la mayoría de las personas no ayuden a los demás debido a sus impurezas de avaricia y egoísmo, aquellos que sí ayudan tal vez no lo hagan de manera efectiva debido a sus impurezas de ingenuidad o sentimentalismo, que les impiden analizar la causa de la privación.
En segundo lugar, el verso del Gītā subraya que, mientras ayudamos a los demás, debemos esforzarnos paralelamente por alcanzar la pureza mediante procesos espirituales apropiados. Al estar así purificados, ofreceremos una ayuda más holística. ¿Cómo? Proporcionaremos a los desposeídos no sólo recursos externos como el dinero sino también recursos internos como conocimientos espirituales y prácticas transformadoras que les permitirán volverse puros. Por lo tanto, podemos hacer nuestra parte para garantizar que nuestra ayuda realmente ayude.
Conclusión:
Ayudar a las personas que han fracasado es compasión; ayudar a la gente a fracasar no lo es.
Piénsalo:
· ¿Cómo puede ser que la ayuda no sea útil?
· ¿Cómo impide la impureza de las personas su capacidad de ayudar?
· Si nos purificamos, ¿cómo cambiará eso la ayuda que ofrecemos?
Aquellos que se encuentran más allá de las dualidades que surgen de las dudas, que tienen la mente ocupada internamente, que siempre están muy ocupados en trabajar por el bienestar de todos los seres vivientes, y que están libres de toda clase de pecados, logran la liberación en el Supremo. – Bhagavad-gītā 5.25
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