Bhagavad-gītā 4.30
El Gītā habla repetidamente de yajña, sacrificios en
los que se ofrecen oblaciones al fuego sagrado. Quizás nos preguntemos:
"¿Recomienda esta actividad literal o metafóricamente?".
En realidad, hace ambas cosas. El principio de la ofrenda es
universal y está entretejido en el tejido mismo de la existencia. Se
manifiesta no sólo en la vida espiritual sino también en la vida
secular. Los padres ofrecen necesidades y comodidades a sus
hijos; los soldados saludan a su comandante; los ciudadanos ofrecen
impuestos a su gobierno.
El Gītā revela que el universo es un gobierno
universal, en el que el ritual del sacrificio de fuego aprovecha la
interconexión de los distintos niveles del cosmos. El fuego sagrado,
invocado mediante cánticos especiales durante los sacrificios de fuego, actúa
como un conducto para transportar nuestras ofrendas a los dioses que residen en
niveles cósmicos superiores. Por tanto, el sacrificio de fuego es una
actividad literal.
Pero los humanos de hoy no pueden realizar de manera competente todas
las minucias asociadas con el sacrificio, especialmente la entonación precisa
de los mantras. Por lo tanto, hoy en día no se recomiendan los
sacrificios de fuego literales como modo principal de ofrenda.
No obstante, el principio metafórico que subyace al sacrificio (ofrecer
algo querido a alguien querido) sigue siendo válido. El propio Gītā (4.25-29) subraya esta visión ampliada del sacrificio cuando considera
formas de sacrificio una amplia variedad de actividades como los ejercicios de
respiración, la caridad, el estudio de las Escrituras y el ayuno. El Gītā (4.30) concluye su amplia explicación enfatizando la potencia
transformadora del sacrificio: sus ejecutantes se purifican y progresan hacia
el destino de la eternidad.
Hoy en día, la mejor manera de realizar sacrificios es mediante la
meditación con mantras, que el Gītā (10.25) considera una manifestación destacada del sacrificio. Allí
ofrecemos nuestra energía más innata, nuestra conciencia, a la Verdad Absoluta,
Kṛṣṇa, quien se manifiesta en Su forma eminentemente accesible como vibración
sonora trascendental. Al purificarnos y transformarnos mediante el
sacrificio del canto, podemos conectarnos con la realidad más elevada y
saborear la plenitud suprema de la vida.
Todos estos ejecutores que conocen el significado del sacrificio se limpian de las reacciones pecaminosas, y, como han probado el néctar de los resultados de los sacrificios, avanzan hacia la eterna atmósfera suprema. – Bhagavad-gītā 4.30
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