El veredicto viene del juez pero no es causado por el juez


Bhagavad-gītā 9.9

Supongamos que una persona roba un banco, es detenida por la policía y condenada por un juez. En el hecho de que el ladrón vaya a la cárcel, los tres desempeñan un papel: el juez, la policía y el propio ladrón. El juez dictó el veredicto en base al cual la policía encarceló al ladrón. Sin embargo, el juez no es la causa del veredicto, sino la fechoría del ladrón.
De manera similar, en la operación de la justicia cósmica intervienen tres factores: la naturaleza material, Kṛṣṇa y nosotros mismos. Supongamos que cometemos una fechoría y como reacción sufrimos alguna desgracia. En este caso, somos como el ladrón; la naturaleza material es como el policía; y Kṛṣṇa en Su manifestación como la Superalma que mora en nosotros es como el juez. El Bhagavad-gītā señala estos tres factores en varios versos. Inicialmente se centra en la naturaleza material: las cosas las hace la naturaleza a través de sus modos (3.27). Luego destaca el papel magistral del Supremo: la naturaleza material trabaja bajo Su supervisión (9.10), mientras que Él está situado como si estuviera separado de Sus acciones (9.9). Finalmente, destaca el papel incriminatorio del alma en su enredo: debido a su deseo de disfrutar de la materia, el alma experimenta el bien y el mal en la existencia material (13.22). Para que la gente ignorantemente no culpe a Dios por las reacciones que les sobrevienen como si fueran meras deudas kármicas de sus acciones, el Bhagavad-gītā (5.15) enfatiza categóricamente que Él no es responsable de las acciones correctas o incorrectas de nadie.
Al aceptar la responsabilidad por nuestras acciones y sus reacciones concomitantes, podemos tomar la iniciativa de actuar de manera auspiciosa. La forma de acción más auspiciosa es la acción devocional destinada a servir a Kṛṣṇa. Así como un ciudadano respetuoso de la ley no es penalizado sino protegido por el juez, también los devotos son protegidos por Kṛṣṇa a medida que progresan hacia la liberación suprema.
¡Oh, Dhanañjaya!, todo este trabajo no puede atarme. Yo siempre estoy desapegado, situado como si fuera neutral. - Bhagavad-gītā 9.9

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