Bhagavad-gītā 4.2
A menudo tememos la violencia comunitaria. Por eso, con frecuencia tememos a las teocracias debido a su probable intolerancia hacia las personas que no respetan sus creencias sectarias.
Entonces, naturalmente, podemos sentirnos aprensivos cuando leemos la glorificación en el Bhagavad-gītā de los reyes santos que viven y lideran de acuerdo con la sabiduría de las Escrituras ( 4.02 ). Sin embargo, el Gītā destruye nuestras categorías sectarias desde el comienzo de su mensaje. Declara que no somos nuestros cuerpos, sino almas eternas que no tienen conexión intrínseca con los cuerpos que habitamos actualmente. La identificación errónea del cuerpo es la base de todas las sectas, incluidas incluso las sectas con nomenclatura religiosa como cristianos, musulmanes e hindúes.
La sabiduría del Gītā nos lleva más allá de todas nuestras nociones sectarias de identidad hacia nuestra esencia universal como almas. Recomienda que actuemos en ese nivel espiritual para el bienestar integral de todos. Para cumplir ese propósito universal, nos insta a armonizar la palabra, nuestros recursos intelectuales, y la espada, nuestros recursos administrativos.
El Gītā ilustra esta armonía a través del ejemplo de Kṛṣṇa, quien en realidad es Dios mismo descendido a la Tierra. En el contexto del Mahābhārata, Kṛṣṇa desempeña el papel de un príncipe, un administrador que utiliza la espada cuando es necesario para frenar el materialismo sectario. Pero en el contexto del Gītā, acepta el papel de un intelectual espiritual que otorga al príncipe guerrero Arjuna la palabra para elevarse individual y socialmente más allá del sectarismo hasta el nivel espiritual. El Gītā recomienda la palabra como la forma preferida de elevar la conciencia. Sin embargo, para aquellos que no sólo se han enterrado en el materialismo sectario sino que están empeñados en enterrar de manera similar a toda la sociedad, esta sanción sólo permite la espada como último recurso.
Así, a través de esta armonía entre la palabra y la espada, la sabiduría del Gītā nos lleva más allá del sectarismo.
Esta ciencia suprema se recibió así a través de la cadena de sucesión discipular, y los reyes santos la entendieron de ese modo. Pero en el transcurso del tiempo la sucesión se rompió, y, por ello, la ciencia tal como es parece estar perdida. – Bhagavad-gītā 4.2
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