La concentración puntual no es el punto de concentración


Bhagavad-gītā 5.27 

La concentración puntual se refiere a aquello en lo que nos enfocamos, mientras que el punto de concentración se refiere al propósito último del enfoque.
El Bhagavad-gītā, en sus directrices para los buscadores de yogīs, recomienda varios puntos de concentración: por ejemplo, el espacio entre las cejas (5.27) y la punta de la nariz (6.13). ¿Por qué el Gītā recomienda diferentes puntos de concentración? Porque no son el punto de concentración - son simplemente puntos de partida convenientes. Las partes del cuerpo están disponibles para todos, incluso para los renunciantes. Tales puntos de concentración iniciales están destinados a enfocar nuestra atención para que podamos volverla hacia adentro y llevarla a una búsqueda espiritual que culmina en Kṛṣṇa, quien es el punto supremo de concentración (5.29, 6.14, 6.47).
Desafortunadamente, los aspirantes a yogīs pueden quedar atrapados en los puntos de concentración iniciales, experimentando inquietamente sobre qué les hace sentirse bien. Prueban, por ejemplo, el vasto cielo en lo alto o un arroyo que fluye en un lugar pintoresco o una vela brillante en una habitación oscura. Revolotean de un punto de concentración a otro, eligiendo el que les haga sentir en paz. Al no poder avanzar hacia Kṛṣṇa se privan de la purificación que hace fructífera la concentración. La concentración es un medio para un fin, no un fin en sí mismo. Para dar un ejemplo extremo, los adictos a la pornografía pueden concentrarse totalmente en un clip porno, pero esa concentración es degradante e indeseable.
¿Es la paz el fin de la concentración? Sí, la concentración auténtica proporciona paz, pero como subproducto, no como producto principal. Nuestra paz es robada por las impurezas de nuestro corazón, que pueden purificarse mejor concentrándose en Kṛṣṇa, la pura Verdad Absoluta. Otros puntos de concentración no ofrecen tal purificación. Aunque algunos de ellos pueden ofrecer cierta pacificación, incluso eso disminuye a medida que su novedad se desvanece.
En lugar de convertirnos en consumidores de yogīs que buscan puntos de concentración que llamen la atención, podemos centrarnos en Kṛṣṇa y alcanzar la pureza, la paz, la positividad e incluso la liberación.
Evitando todos los objetos externos de los sentidos, manteniendo los ojos y la visión concentrados en el entrecejo, suspendiendo en las fosas nasales la inhalación y la exhalación —controlando así la mente, los sentidos y la inteligencia—, el trascendentalista que busca la liberación se libra del deseo, el temor y la ira. Aquel que siempre se encuentra en ese estado, sin duda que está liberado. – Bhagavad-gītā 5.27

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