Bhagavad-gītā 4.5
La palabra sánscrita avatar se ha vuelto común en inglés debido tanto a un éxito de taquilla de Hollywood como a los juegos de rol de computadora. En el uso contemporáneo, avatar se refiere a un ícono que representa a una persona en un juego de computadora, foro de Internet, etc.
Otra palabra central en las enseñanzas del Bhagavad-gītā que ha asumido un nuevo significado es reencarnación. Hoy en día, la reencarnación se refiere a que cualquiera se reinventa. Así, en el cricket, se puede decir que un bateador de apertura agresivo se ha reencarnado en un bateador de orden medio de anclaje. La combinación de estas dos palabras transformadas semánticamente da como resultado la frase “la reencarnación de avatar” que puede transmitir el uso de la palabra avataren el discurso cultural contemporáneo.
En el Gītā (4.5), Kṛṣṇa subraya la diferencia entre la reencarnación de Arjuna y la Suya. La memoria humana sufre una amnesia casi total durante la reencarnación, mientras que la memoria divina no se ve afectada. Sin embargo, ambos tienen memoria.
En cambio, nuestro avatar digital no tiene memoria experiencial porque no tiene conciencia para experimentar nada. Entonces, cuando nos referimos a algo inconsciente como nuestro avatar refleja una distorsión en nuestra autocomprensión. Sin embargo, esta distorsión es reveladora, ya que apunta a dos líneas de pensamiento subyacentes:
1. Una concepción mecanicista del yo que nos hace pensar que podemos ser representados por un perfil digital tan inconsciente como los electrones que componen el mundo digital.
2. Un anhelo de escapar a algún otro mundo más allá de este mundo material con su inanidad.
El Gītā nos guía hacia el cumplimiento de este anhelo explicando que somos mejores que nuestros cuerpos carnales perecederos: somos seres espirituales indestructibles. Y nuestro anhelo de pertenecer a un mundo mejor puede satisfacerse si nos dedicamos a Krisna practicando bhakti-yoga. Como sus avatares, Kṛṣṇa se hace accesible, haciendo así más fácil la devoción hacia Él. La práctica constante del bhakti nos eleva en última instancia a Su morada eterna, poniendo así fin a nuestra reencarnación en este mundo.
La Personalidad de Dios dijo: Tanto tú como Yo hemos pasado por muchísimos nacimientos. Yo los puedo recordar todos, pero tú no, ¡oh, subyugador del enemigo! – Bhagavad-gītā 4.5
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