Nuestra encarnación es un encarcelamiento; la de Kṛṣṇa no lo es


Bhagavad-gītā 4.6

Al comienzo de su cuarto capítulo, el Bhagavad-gītā presenta una sorprendente ronda de preguntas y respuestas. Cuando Kṛṣṇa menciona (4.4) que había compartido la sabiduría del Gītā hace mucho tiempo con el dios del Sol, Arjuna queda perplejo. Al ver que Kṛṣṇa es su contemporáneo, milenios más joven que el dios del Sol, Arjuna se pregunta (5.4) cómo Kṛṣṇa pudo haber impartido este conocimiento a esa deidad celestial.
Kṛṣṇa responde (4.6) que aunque ambos han pasado por muchas vidas, Él (Kṛṣṇa) las recuerda todas, mientras que Arjuna no.
Esta respuesta subraya que hay infinitamente más en Kṛṣṇa de lo que se ve a simple vista - Él está presente en un lugar y tiempo particular, pero Su existencia trasciende todo lugar y tiempo, porque Él es la fuente y sustentador de todo espacio y tiempo.
Cuando encarnamos en este mundo, es decir, cuando llegamos a la existencia encarnada – la palabra “encarnar” se refiere esencialmente a venir en carne – quedamos encarcelados por nuestros cuerpos. No recordamos nuestras vidas anteriores y, a menudo, ni siquiera recordamos nuestra identidad esencial, porque nos confundimos con nuestros cuerpos. Así como el encarcelamiento se caracteriza por la tribulación, también nuestro encarcelamiento corporal se caracteriza por las tribulaciones de la vejez, la enfermedad y la muerte.
Kṛṣṇa nunca está sujeto a tales miserias; siempre permanece trascendental. Por lo tanto, Su apariencia se describe con mayor precisión mediante la palabra descendencia, que es un cognado inglés del término sánscrito avatar.
Cuanto más apreciamos Su trascendencia, más podemos apreciar también Su generosidad. Él es el rey supremo que ha venido personalmente a una penitenciaría para instarnos a reformarnos, a realizar nuestra identidad espiritual y a reclamar nuestro derecho a la vida y al amor eterno en su morada personal. De hecho, el Gītā (9.4) declara que aquellos que verdaderamente comprenden la posición de Kṛṣṇa logran la liberación de este encarcelamiento mundano.
Aunque soy innaciente y Mi cuerpo trascendental nunca se deteriora, y aunque soy el Señor de todas las entidades vivientes, aun así aparezco en cada milenio en Mi trascendental forma original. Bhagavad-gītā 4.6

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