Bhagavad-gītā 5.11
Empodérate – Nútrete – Citas inspiradas en versos del Gītā
A veces nos impulsan deseos que sabemos que son indeseables. Si se nos impulsa repetidamente, podemos sentir: “Déjame darme el gusto y terminar con esto de una vez. Al menos el deseo desaparecerá”.
Sin embargo, los deseos no desaparecen con la gratificación. El deseo es como el fuego y la indulgencia actúa como combustible para ese fuego. La leña colocada en el fuego puede disminuir el fuego inicialmente, pero sólo hasta que la madera comience a arder. De manera similar, el alivio que sentimos después de un capricho pronto desaparece y el deseo regresa, más fuerte.
Los deseos tampoco desaparecen por el otro extremo de la represión. Incluso si enterramos un deseo profundamente dentro de nosotros, eventualmente resurge como un Fénix para atormentarnos nuevamente. ¿Por qué? Porque la represión nos persigue con sentimientos de privación. Cuando la privación parece insoportable, recaemos.
La única solución duradera al deseo malsano es la purificación. Somos almas eternamente conscientes y bienaventuradas ( sat-cit-ānanda ) y que naturalmente deseamos placer. El deseo no es el problema, sino el deseo mal dirigido. Estamos destinados a encontrar placer al conectarnos amorosamente con nuestro todo atractivo Señor, Kṛṣṇa. Necesitamos purificar nuestros deseos, redirigiéndolos de las cosas mundanas hacia Él. El Gītā (5.11) afirma que los yogīs buscan la purificación con todas sus facultades: cuerpo, mente, inteligencia e incluso los sentidos. Entre todos los yogas, el bhakti-yoga purifica más eficazmente porque nos conecta rápida y directamente con Kṛṣṇa, todo purificador.
Además, mientras nos purificamos, el bhakti-yoga permite una gratificación regulada, evitando así sentimientos de privación insoportable. Sin embargo, lo fundamental para nuestra purificación es que no nos obsesionemos ni con la gratificación ni con la represión, sino que nos centremos en Kṛṣṇa. La absorción en Él nos ayuda a disfrutar de una mayor felicidad, lo que desencadena la comprensión de que los placeres mundanos son insignificantes e indignos. Esta comprensión nos inspira a anhelar a Kṛṣṇa más que las cosas mundanas.
Ese anhelo cambiado comprende la purificación y nos capacita para trascender nuestros deseos indeseables residuales.
Los yogīs, abandonando el apego, actúan con el cuerpo, la mente, la inteligencia, e incluso con los sentidos, únicamente con el fin de purificarse. – Bhagavad-gītā 5.11
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