No dejes que el autocontrol alimente la ilusión de que uno mismo es el controlador


Bhagavad-gītā 5.26 

El autocontrol es una virtud valiosa en el camino espiritual. Nos ayuda a resistir los placeres mundanos y centrarnos en propósitos más elevados.
Pero ese mismo autocontrol puede reforzar nuestra ilusión de que somos los controladores. Cuanto más controlamos nuestros sentidos, más podemos esperar que los demás controlen sus sentidos de acuerdo con nuestras concepciones del autocontrol. Cuando no cumplen con nuestras expectativas, podemos enojarnos, y nuestra ira se ve alimentada por la justicia propia que proviene de nuestro autocontrol. Es pertinente que los Purāṇas incluyan cuentos con moraleja sobre sabios renunciantes como Durvāsā que sucumbieron a ataques de ira irracional y desproporcionada.
Sin duda, necesitamos controlar nuestros sentidos, pero el autocontrol tiene como objetivo profundizar nuestro control de la realidad de que somos cooperadores, no aumentar nuestra ilusión de que somos controladores. El Gītā(15.07) indica que somos partes de Dios que debemos armonizar amorosamente con Él. Tal actitud de servicio a menudo requiere que aceptemos a los demás en el punto en que se encuentran en su evolución espiritual y los ayudemos gentilmente a dar pequeños pasos hacia adelante sin imponerles nuestras normas.
Además, recordar que estamos destinados a ser cooperadores, no controladores, puede ayudarnos a recuperarnos más rápido cada vez que fallamos en nuestros esfuerzos por controlar nuestros sentidos. Cuando nuestra autoestima proviene de nuestro autocontrol, vemos esas caídas como desastres que destruyen la vida, nos entregamos a una autorecriminación excesiva y terminamos desanimados. Pero cuando nos identificamos como sirvientes de Kṛṣṇa, vemos esas caídas de manera positiva, como recordatorios oportunos de nuestra indispensable necesidad del refugio de Kṛṣṇa. Buscando ese refugio, intensificamos nuestras prácticas devocionales. Al purificarnos, avanzamos hacia la liberación total, que, según indica el Gītā (5.26), implica liberarnos no sólo del deseo sino también de la ira.
En esencia, el autocontrol tiene como objetivo ayudar al yo a conectarse con el controlador supremo en un vínculo de servicio amoroso.
Aquellos que están libres de la ira y de todos los deseos materiales, que están autorrealizados, que son autodisciplinados y que se están esforzando constantemente por la perfección, tienen asegurada la liberación en el Supremo en un futuro muy cercano. – Bhagavad-gītā 5.26

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