Para ganar impulso espiritual, concéntrese en la nutrición del alma, no en la diversión de la mente


Bhagavad-gītā 9.14

Supongamos que una persona conduce un automóvil que acelera y frena de forma alternada. Este movimiento y frenado intermitentes impedirán que el automóvil adquiera un impulso considerable. Si encuentra una pendiente pronunciada en la carretera, pronto reducirá la velocidad y se detendrá.
Cuando empezamos a practicar bhakti-yoga, emprendemos un viaje espiritual. Durante nuestras prácticas de bhakti, nuestra mente pasa frecuentemente por sentimientos muy oscilantes, que van desde la euforia (“El bhakti se siente tan bien; dejaré todo lo demás para practicarlo”) hasta la apatía (“El bhakti no se siente bien en absoluto; ¿por qué estoy practicando esto?”). Si nos concentramos demasiado en estos sentimientos, dejamos que moldeen desmesuradamente nuestras prácticas espirituales: cuando nos sentimos bien, practicamos con entusiasmo; cuando no nos sentimos bien, practicamos con desgana. Este alternar entre acelerar y frenar nos impide ganar un impulso espiritual sustancial. A partir de entonces, cuando nos enfrentamos a obstáculos, como cuando nos encontramos ante una pendiente pronunciada, nos queda muy poco impulso para perseverar.
¿Cómo podemos evitar esa inestabilidad espiritual? Contemplando que nuestras prácticas devocionales no tienen como finalidad la diversión de nuestra mente, sino el alimento de nuestra alma. En esencia, somos seres espirituales, partes de Kṛṣṇa. Al cultivar la devoción por Él, podemos saborear una profunda satisfacción interior mucho más profunda y rica que los sentimientos superficiales de placer o desagrado de la mente.
El Bhagavad-gītā indica, en forma pertinente, que los devotos serios están convencidos de que Kṛṣṇa, que no tiene principio ni fin, es el objeto supremo de refugio (9.13). Por lo tanto, se esfuerzan por servirlo con gran determinación (9.14). Esa práctica determinada los conecta con Él a través del recuerdo interno y el servicio externo. Esa conexión nutre el alma y proporciona una sublime satisfacción espiritual.
Cuando permitimos que una convicción filosófica similar anime nuestras prácticas espirituales, ganamos un impulso sustancial que nos capacita para perseverar hacia la realización eterna.
Siempre cantando Mis glorias, esforzándose con gran determinación y postrándose ante Mí, estas grandes almas Me adoran perpetuamente con devoción. - Bhagavad-gītā 9.14

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