Bhagavad-gītā 4.13
Vivimos en una época que valora la igualdad, y con razón. En muchos sentidos, hemos dejado atrás varias formas de discriminación que caracterizaron gran parte de nuestra historia humana registrada.
Sin embargo, al colocar la igualdad en un pedestal alto, es posible que hayamos pasado por alto que no todas las formas de igualdad son igualmente deseables. Para entenderlo, consideremos dos formas de igualdad: igualdad de oportunidades e igualdad de resultados.
Igualdad de oportunidades: Supongamos que debido a una política discriminatoria obligatoria, a los estudiantes de ciertos grupos étnicos ni siquiera se les permite postularse para la facultad de medicina. Semejante discriminación priva al mundo del talento potencial de ese grupo. Dado que el mundo enfrenta muchos problemas graves y necesita el mejor talento disponible, es deseable, incluso esencial, ampliar el grupo de talentos en el que buscamos futuros expertos.
Igualdad de resultados: Supongamos que, debido a una política preferencial obligatoria, se espera que los graduados en medicina reflejen proporcionalmente la composición étnica de la sociedad en general. Para cumplir con esas cuotas, es posible que sea necesario otorgar títulos de doctor a algunos estudiantes de ciertos grupos, incluso si esos estudiantes aún no son lo suficientemente competentes. Y es posible que haya que negar títulos a algunos estudiantes que pertenecen a otros grupos, incluso si son suficientemente competentes. En ambos sentidos, la calidad de los médicos disminuirá, al igual que el tratamiento de los pacientes.
De manera pertinente, el Bhagavad-gītā indica que las personas tienen diferentes habilidades y que la sociedad debe organizarse para ayudarlas a tener éxito en sus áreas (4.13). Como las personas no nacen con etiquetas sobre los talentos que poseen, es mejor dejar que todos se dediquen a los campos que los inspiran y dejar que su desempeño sea el barómetro decisivo. Basándonos en el origen étnico, no podemos predecir ni prescribir quién tendrá éxito en qué área. Por lo tanto, debemos garantizar la igualdad de oportunidades, no la igualdad de resultados.
Conclusión:
La igualdad de oportunidades permite que el talento alcance la competencia; la igualdad de resultados impide la competencia.
Piénsalo:
· ¿Por qué es deseable la igualdad de oportunidades?
· ¿Por qué es indeseable la igualdad de resultados?
· En su esfera de influencia, ¿cómo puede fomentar la igualdad adecuada?
Según las tres modalidades de la naturaleza material y el trabajo asociado con ellas, Yo creo las cuatro divisiones de la sociedad humana. Y aunque Yo soy el creador de ese sistema, debes saber que no hago nada, pues soy inmutable. – Bhagavad-gītā 4.13
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