La mente no tiene miedo de interrumpirnos, no tengas miedo de interrumpirla


Bhagavad-gītā 6.26

Atención plena
Supongamos que estamos trabajando en equipo con alguien que nos interrumpe continuamente. Y lo que sugieren es, en el mejor de los casos, una distracción y, en el peor, desastroso. Si no los interrumpimos, tomarán decisiones unilaterales que nos perjudicarán. Para mantener el rumbo, necesitaremos interrumpirlos.
Todos formamos parte de un parlanchín interno: nuestra propia mente. Proporciona comentarios continuos sobre lo que estamos haciendo, lo que deberíamos estar haciendo, lo que sucede a nuestro alrededor, lo que debería estar sucediendo, etc.
Incluso cuando estamos haciendo algo importante y tratamos de concentrarnos, nuestra mente nos interrumpe sin dudarlo. Si dejamos que la mente convierta el diálogo interior en un monólogo, nos convertiremos en espectadores silenciosos de discusiones que llevarán nuestra vida por un rumbo autodestructivo.
Para mantener el rumbo, debemos interrumpir la mente sin vacilar. Es pertinente que el Bhagavad-gītā (6.25) nos insta a reenfocar la mente cuando y dondequiera que se encuentre. El Gītā no nos pide de manera irreal que no dejemos que nuestra mente divague en absoluto; la mente está demasiado inquieta para mantenerse concentrada. Pero podemos ser lo suficientemente conscientes de nosotros mismos como para interrumpir la mente y reenfocarnos. De hecho, el autodominio comienza con aislar la mente antes de que sus tonterías nos hagan cometer tonterías.
Por supuesto, antes de que podamos interrumpir la mente, debemos darnos cuenta de que ella nos ha interrumpido. Para estar lo suficientemente alerta como para darnos cuenta de eso, necesitamos tener algo que valga la pena y que queramos hacer. Ese enfoque decidido garantizará que no admitamos la interrupción de la mente a menos que tenga algo significativo que decir.
La sabiduría del Gītā nos empodera con un propósito devocional centrado en la armonía con nuestra naturaleza esencial y nuestra fuente última. Ese propósito puede atraer y absorber nuestra conciencia, bloqueando así el parloteo incesante e irrelevante de la mente.
Piénsalo:
· ¿Cómo nos interrumpe la mente?
· ¿Cómo podemos interrumpir la mente?
· ¿Cuáles son los típicos trenes de pensamiento de la mente que necesitas interrumpir? ¿Cómo puedes interrumpirlos?
De lo que sea y de dondequiera en que la mente deambule debido a su naturaleza vacilante e inestable, uno debe sin duda apartarla y ponerla de nuevo bajo el control del yo. – Bhagavad-gītā 6.26

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