Libérate de los pequeños deseos que te han mantenido como rehén durante vidas


Bhagavad-gītā 9.21

Empodérate, Nútrete
Los secuestradores que toman el control de un avión a menudo lo obligan a viajar a un destino distinto al previsto y mantienen a los pasajeros como rehenes allí.
El Bhagavad-gītā (2.44) utiliza la palabra rapto, que tiene un significado muy significativo, para transmitir cómo nos desvían y nos atrapan los deseos de disfrute mundano. Es significativo que los deseos que nos raptan no siempre sean deseos inmorales, así como no todos los raptores tienen necesariamente el aspecto de criminales. Al igual que los raptores que visten ropas respetables, algunos deseos raptores visten ropas piadosas. El deseo de disfrutar religiosamente de las cosas buenas de la vida (propiedad, poder y prestigio) puede tentarnos a alejarnos de lo mejor de la vida: el amor eterno a Dios. En esencia, somos almas que hemos pasado por muchas vidas en especies subhumanas. Ahora, finalmente tenemos el cuerpo humano, que permite a la conciencia desarrollada percibir y buscar la felicidad eterna. Pero nos distraemos de nuestro destino, la eternidad, por el deseo aparentemente respetable de piedad religiosa.
El Bhagavad-gītā habla de personas que practican rituales religiosos mundanos y ascienden al cielo (9.20). Pero una vez que se agotan sus créditos piadosos, vuelven a caer a la Tierra. Si vuelven a ser tentados por la buena vida de la piedad material, gradualmente ascienden al cielo nuevamente y finalmente vuelven a caer a la Tierra. De este modo, permanecen en el ciclo de nacimiento y muerte, vida tras vida (9.21).
Para nosotros, los seres eternos, cualquier deseo por algo que no sea lo eterno es un deseo pequeño. Cuando esos pequeños deseos comienzan a cautivarnos, la sabiduría del Bhagavad-gītānos ayuda a verlos como secuestradores. Además, podemos ver esos deseos como pequeños deseos al practicar bhakti-yoga diligentemente y vislumbrar la gran, de hecho infinita, felicidad que se obtiene al conectarnos con Dios, Kṛṣṇa, la fuente de todo placer. Esa conexión devocional nos eleva gradualmente a la conciencia espiritual, liberándonos así de todos los deseos mundanos, impíos y piadosos.
Después de que han disfrutado así de un inmenso placer celestial de los sentidos y los resultados de sus actividades piadosas se agotan, ellos regresan de nuevo a este planeta mortal. Así pues, aquellos que buscan el disfrute de los sentidos adhiriéndose para ello a los principios de los tres Vedas, consiguen únicamente el reiterado ciclo del nacimiento y la muerte. - Bhagavad-gītā 9.21

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