Bhagavad-gītā 6.22
Los materialistas a menudo desafían a los espiritualistas: "¿Por qué pasas tanto tiempo pensando en Kṛṣṇa cuando todo ese pensamiento no produce ningún retorno tangible?".
La palabra clave aquí es "tangible". Como la cultura materialista actual evalúa todo en términos de dinero, nos hace creer que los retornos son tangibles sólo cuando son financieramente mensurables. Sin embargo, el nivel de nuestros pensamientos determina nuestra felicidad tanto, si no mucho más, como el nivel de nuestras finanzas. Entonces, si nuestro nivel de pensamiento mejora, ¿no es esa mejora también un retorno tangible?
Sí definitivamente.
Según este estándar de tangibilidad más realista, los pensamientos sobre Kṛṣṇa ofrecen cuatro retornos tangibles:
Calmante: Las incertidumbres de la vida nos llenan de ansiedad. Pensar en Kṛṣṇa – la única certeza última que existe – contrarresta estas ansiedades y calma nuestro corazón.
Satisfactorio:^ El interminable desfile de objetos tentadores que asaltan nuestros sentidos nos produce un descontento crónico. Pensar en Kṛṣṇa – el reservorio de todo placer – erradica este descontento y otorga una profunda satisfacción.
Fortalecimiento: La batalla continua con nuestros deseos inferiores nos deja internamente agotados. Pensar en Kṛṣṇa, la fuente de toda vitalidad, repone nuestro suministro de energía interior y nos fortalece.
Sublimar: La impureza y la inmoralidad en nuestra cultura materialista tiende a degradarnos mentalmente. Pensar en Kṛṣṇa – la morada de toda pureza – limpia y sublima nuestra mente.
Una vez que comencemos a disfrutar de tan ricos beneficios, nos daremos cuenta, como indica el Bhagavad-gītā( 6.22 ), de que no hay ganancia mayor que ésta. Entonces le daremos la vuelta al desafío de la cultura: “Cuando la contemplación de Kṛṣṇa ofrece tantos beneficios tangibles, ¿por qué debería dejar pasar siquiera un momento sin pensar en Él?”.
Establecido así, uno nunca se aparta de la verdad, y al conseguir esto, piensa que no hay nada mejor. Al uno situarse en esa posición nunca se desconcierta, ni siquiera en medio de la mayor de las dificultades. – Bhagavad-gītā 6.22
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