La conciencia es recuperable, pero el tiempo no


Bhagavad-gītā 6.45

El crecimiento espiritual se centra en la purificación y elevación de la conciencia. Y nuestra conciencia es el activo que siempre permanece con nosotros. Así pues, la conciencia evolucionada adquirida mediante el crecimiento espiritual es duradera, a diferencia de los bienes fugaces adquiridos mediante el avance material.
Incluso si las condiciones o condicionamientos materialistas nos hacen perder nuestra orientación espiritual, nuestra atracción hacia la trascendencia permanecerá para siempre. Y eventualmente resurgirá, impulsándonos a continuar con nuestra búsqueda espiritual. Esta comprensión de la eternidad de nuestro activo espiritual puede animarnos, especialmente cuando estamos desanimados por la exigente batalla contra nuestros deseos inferiores.
Aún así, la mente puede apropiarse indebidamente de incluso una percepción espiritual tan alentadora para perpetuar nuestra ilusión. Por ejemplo, la mente puede incitarnos a aflojar nuestras prácticas espirituales racionalizando así: "Incluso si no te purificas en esta vida, siempre podrás practicar en una vida futura; tu conciencia es recuperable".
Eso es cierto. Pero otra verdad pertinente es que el tiempo no es recuperable. Cada momento que perdemos, lo perdemos para siempre. Y necesitamos tiempo para purificarnos de nuestras impurezas pasadas así como de las impurezas que adquirimos durante las fases de distracción. Entonces, cada momento perdido significa que prolongamos nuestra estadía en la existencia material, aumentando así nuestras miserias mundanas.
El Bhagavad-gītā (6.45) advierte que los yogīs deben llegar al nivel de práctica estricta para alcanzar la perfección. Si eventualmente tenemos que practicar estrictamente, ¿qué ganaremos siendo relajados ahora? Si necesitamos luchar contra nuestra mente y nuestros sentidos, ya sea ahora o más adelante, ¿por qué deberíamos someternos a la miseria de la existencia material postergando esa lucha?
Al meditar tanto en la eternidad de nuestro activo espiritual –la conciencia– como en la inevitabilidad de la batalla para purificarlo, podemos sentirnos alentados y decididos en nuestra práctica espiritual.
Y cuando el yogī se esfuerza sinceramente por progresar más y se limpia de todas las contaminaciones, entonces, finalmente, logrando la perfección después de muchísimos nacimientos dedicados a la práctica, llega a la meta suprema. – Bhagavad-gītā 6.45

No hay comentarios:

Publicar un comentario