Unos saben a los 9 lo que otros no saben a los 59


Bhagavad-gītā 6.43

Algunas personas, desde la infancia, tienen una fuerte inclinación espiritual. En contraste, otros, incluso cuando son de mediana edad o ancianos, permanecen espiritualmente insensibles y quedan cautivados por los placeres mundanos.
¿Por qué esta variabilidad en la inclinación espiritual? Porque todos estamos en diferentes etapas de nuestro viaje multivida de evolución espiritual, en el que nuestra edad biológica no se correlaciona con nuestro nivel espiritual.
Es posible que algunas almas no hayan tenido exposición espiritual en sus vidas anteriores. Habiendo vivido materialistamente en el pasado, su conciencia es como madera húmeda: la exposición espiritual no genera en ellos ninguna iluminación duradera.
Por el contrario, es posible que algunas personas ya hayan practicado la espiritualidad en sus vidas pasadas. En esta vida, no empiezan desde cero, sino desde donde lo dejaron en su vida anterior (Bhagavad-gītā 6.43). Gracias a sus impresiones espirituales pasadas, intuitivamente entienden que los placeres mundanos son temporales e insatisfactorios y se sienten impulsados ​​naturalmente a buscar algo más allá de lo material (6.42). Tan pronto como obtienen alguna exposición espiritual, su conciencia se enciende como madera seca: solo una chispa de exposición espiritual los ilumina y los anima con un celo espiritual incontenible.
Aunque la sabiduría del Gītā explica por qué las inclinaciones espirituales varían entre diferentes personas, al mismo tiempo enfatiza que todos somos inherentemente espirituales. En nuestra identidad esencial, todos somos almas constitucionalmente espirituales. Lo que varía entre nosotros es la conductividad de nuestro vehículo cuerpo-mente para expresar esa espiritualidad. No obstante, esa conductividad puede incrementarse mediante un contacto espiritual sistemático.
¿Cómo se puede establecer ese contacto? Por iniciativa tanto de los receptores de la espiritualidad como de quienes la comparten, o al menos de quienes la comparten. Los receptores deben estar abiertos a explorar visiones del mundo más significativas. Y quienes comparten la espiritualidad deben presentar la espiritualidad de manera tan atractiva que las personas se sientan inspiradas a explorarla, comenzando así si son principiantes y avanzando si son veteranos.
¡Oh, hijo de Kuru!, al obtener esa clase de nacimiento, él revive de nuevo la conciencia divina de su vida anterior, y trata de progresar más a fin de lograr el éxito completo. – Bhagavad-gītā 6.43

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