Bhagavad-gītā 10.30
El gran diplomático Chanakya Pandita señaló que un momento de tiempo es más valioso que una riqueza equivalente a millones de monedas de oro. ¿Por qué? Porque la riqueza, si se pierde, se puede recuperar, mientras que el tiempo, si se pierde, nunca se puede recuperar. Se pierde irremediablemente.
El tiempo no sólo es irrecuperable, sino también inalmacenable. Podemos elegir si gastamos nuestra riqueza o no, pero no podemos elegir si gastamos nuestro tiempo; con el paso de cada momento, éste se gasta de forma automática e inevitable. Lo único que podemos elegir con respecto al tiempo es cómo lo gastamos.
El Bhagavad-gītā señala esta naturaleza inexorable del tiempo. Afirma ( 10.30 ) que el tiempo es el mayor de todos los dominadores y es, de hecho, una manifestación de Kṛṣṇa en el reino de los dominadores.
Para evitar que el tiempo nos domine, debemos utilizar nuestro tiempo para prestarle servicio devocional a Kṛṣṇa. Entonces podremos comprender gradualmente nuestra naturaleza espiritual como almas y reavivar nuestro amor puro por Kṛṣṇa. Finalmente, podremos regresar al mundo espiritual que está para siempre más allá del poder destructivo del tiempo.
Sin embargo, mientras estemos en el mundo material, el tiempo siempre será irrecuperable e imposible de almacenar. Por eso debemos ser extremadamente meticulosos a la hora de invertir nuestro tiempo adecuadamente. Y nuestra mayor pérdida de tiempo es nuestra propia mente.
Cuando la mente nos impulsa a emprender una actividad, una forma de asegurarnos de que tomamos una decisión acertada es hacernos esta pregunta introspectiva: “Si alguien me pidiera que gastara dinero en esto, ¿me convencería a hacerlo? Si no, ¿debería mi mente convencerme de gastar algo aún más valioso que el dinero en esta actividad?”.
Al cuidar e invertir nuestro tiempo de esta manera, podemos alcanzar con seguridad el destino supremo de la vida en el menor tiempo posible.
Entre los demonios Daityas, Yo soy el devoto Prahlāda; entre los subyugadores, Yo soy el tiempo; entre las bestias, Yo soy el león; y entre las aves, Yo soy Garuḍa. –
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