Bhagavad-gītā 10.41
Todos somos innatamente buscadores de placer. En nuestra búsqueda de placer, nuestros sentidos buscan constantemente objetos placenteros.
En busca de esos objetos, la gente viaja de una ciudad a otra, de un país a otro, de un continente a otro. Sin embargo, el placer se les escapa a todos. Esto es evidente por la cruda realidad de que incluso las celebridades que poseen los mejores objetos sensoriales siguen estando deprimidas, son adictas e incluso tienen tendencias suicidas.
¿Por qué los objetos de los sentidos no nos proporcionan el placer prometido? Porque todo lo que hay en este mundo, incluso los objetos más atractivos, es temporal y, en el mejor de los casos, nos puede ofrecer un placer temporal, mientras que todos buscamos un placer duradero, en concreto el placer del amor duradero. Todos anhelamos amar y ser amados, y lo hacemos para siempre. Ese amor duradero no se puede encontrar en este mundo temporal. Entonces, ¿dónde se puede encontrar? En el nivel espiritual eterno de la realidad.
La sabiduría del Bhagavad-gītā explica que somos seres espirituales eternos y partes del ser espiritual supremo, Kṛṣṇa, destinados a deleitarnos en el amor inmortal por él. En ese amor está el anhelo de felicidad que se cumple de manera perfecta y perenne.
Nada en este mundo, por más hermoso que sea, puede reemplazar a Kṛṣṇa. Por eso necesitamos redirigir nuestro anhelo del mundo hacia Él. Mientras nos centramos en Él, si el mundo nos distrae, podemos recordar la reveladora visión del Bhagavad-gītā: todo lo que es atractivo en este mundo en realidad manifiesta una chispa de su esplendor (10.41).
La práctica del bhakti-yoga conecta nuestra conciencia con Kṛṣṇa, permitiéndonos vislumbrar su suprema dulzura. Enriquecidos con ese sabor, podemos ver los objetos atractivos del mundo no como fuentes independientes de placer, sino como indicadores de su fuente de atracción absoluta. Cuando nos dedicamos así a Kṛṣṇa con una convicción cada vez mayor, nos elevamos a la conciencia espiritual para saborear para siempre la felicidad que hemos estado buscando durante vidas enteras.
Sabed que todas las creaciones opulentas, hermosas y gloriosas brotan tan sólo de una chispa de Mi esplendor. – Bhagavad-gītā 10.41
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