Bhagavad-gītā 12.12
La perspectiva de la “renuncia” puede provocar en nosotros un sentimiento frío, duro, casi aterrador. Tememos tener que renunciar a algo querido para nosotros, algo cálido, acogedor y reconfortante. Y además se supone que debemos aceptar esa privación como una virtud. No es extraño que la renuncia no sea popular.
Sin embargo, la sabiduría del Bhagavad-gītā nos presenta una renuncia radicalmente diferente: la renuncia devocional. El Bhagavad-gītā ( 12.12 : tyagac chantir anantaram) glorifica dicha renuncia al declarar que su fruto es una paz inquebrantable e inagotable.
Para entender esto, consideremos la analogía de la adicción. Para los adictos, el objeto de su adicción es deseable y esencial. Sienten que abandonar su adicción es una privación. Sabemos que en realidad es una emancipación; se liberarán de su dependencia de algo que es a la vez prescindible e indeseable.
A menudo, las personas se vuelven adictas debido a algunas necesidades emocionales insatisfechas. A menos que puedan satisfacer esas necesidades con madurez, no les resultará agradable la sobriedad. Pero cuando sus necesidades estén satisfechas, se darán cuenta por sí mismas de que renunciar a la adicción es emancipador.
La sabiduría del Bhagavad-gītā explica que somos almas y que nuestro deseo de poseer, controlar y disfrutar de la materia es como una adicción. Tenemos algunas necesidades materiales básicas, pero por lo general nuestro deseo de materia excede con creces esas necesidades. La resaca de nuestra adicción a la materia es el sufrimiento de la existencia material con sus tres tipos de miserias y el ciclo de nacimiento y muerte.
A pesar de estas miserias, no queremos renunciar a nuestros apegos materiales, porque al amar la materia y las cosas materiales, estamos tratando de satisfacer nuestro anhelo de amor.
La sabiduría del bhakti-yoga nos ofrece el camino del bhakti-yoga que satisface este anhelo dirigiéndolo hacia Kṛṣṇa. Cuando amamos a Kṛṣṇa y disfrutamos de Su satisfacción, nos damos cuenta de que la renuncia no es privación sino emancipación.
Si no puedes emprender esa práctica, entonces dedícate al cultivo de conocimiento. Mejor que el conocimiento, sin embargo, es la meditación, y mejor que la meditación es la renuncia a los frutos de la acción, ya que por medio de esa renunciación uno puede conseguir la paz de la mente. - Bhagavad-gītā 12.12
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