Bhagavad-gītā 12.5
Supongamos que estamos empujando un carrito pesado cuesta arriba. Sería un esfuerzo exigente. Si nos relajamos aunque sea por un momento, el carrito empezaría a rodar hacia abajo. Si alguien que va delante también está tirando del carrito hacia arriba, entonces moverlo se vuelve mucho más fácil.
Una dinámica similar se aplica a nuestros intentos de impulsar nuestra mente desde el nivel material de conciencia hacia el nivel espiritual. Cuando entendemos que debemos empezar a practicar la vida espiritual, sabemos que debemos fijar la mente en la realidad espiritual en lugar de en las cosas materiales. Tal redirección de la mente puede parecer un ejercicio laborioso porque la mente tiene una atracción predeterminada hacia las cosas materiales similar a la fuerza de la gravedad.
Si nuestra concepción de lo espiritual es atractiva, entonces ejerce su propia atracción sobre la mente, haciendo más fácil el ascenso de nuestra conciencia. Sin embargo, si nuestra concepción de lo espiritual es en gran medida una negación de lo material, entonces ejerce poca o ninguna atracción, haciendo que el ascenso de nuestra conciencia dependa enteramente de nuestra propia capacidad de empuje. Acertadamente, el Bhagavad-gītā ( 12.5 ) advierte que aquellos que se aferran a concepciones impersonales de lo espiritual hacen que su viaje espiritual sea problemático.
En cambio, los versos siguientes ( 12.6-7 ) declaran que a quienes fijan su mente en el absoluto personal Kṛṣṇa, Él los eleva y los libera rápidamente. Kṛṣṇa es la persona suprema y sumamente atractiva que posee cualidades auspiciosas ilimitadas. Estas cualidades en sí mismas atraen cada vez más a la mente purificada, ejerciendo así un tirón ascendente sobre ella hacia lo espiritual. Y debido a la más pertinente de estas cualidades –la misericordia– Kṛṣṇa mismo nos eleva también a nosotros mediante su omnipotencia benévola.
Al refinar nuestra concepción de lo espiritual, de lo impersonal a lo personal, podemos hacer que nuestro progreso espiritual sea más rápido y más dulce.
Para aquellos que tienen la mente apegada al aspecto no manifestado e impersonal del Supremo, el adelanto es muy penoso. Progresar en esa disciplina siempre es difícil para aquellos que están encarnados. – Bhagavad-gītā 12.5
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