Bhagavad-gītā 12.19
Practicar el bhakti significa centrar nuestra vida en Dios. El Bhagavad-gītā (12.19) lo corrobora indicando que Kṛṣṇa es el hogar de la conciencia de los devotos exaltados. Él es el eje de su mundo interior, el punto al que sus pensamientos regresan naturalmente después de tratar diversos temas en Su servicio.
Nosotros también podemos seguir los pasos de esos devotos esforzándonos por conectar todo lo que hacemos con Kṛṣṇa. Podemos recargar nuestro corazón con Su recuerdo e infundir en nuestras diversas actividades un espíritu de servicio.
Además, para llegar a estar firmemente arraigados en la devoción, debemos hacer de Kṛṣṇa la circunferencia de nuestra vida, es decir, no permitir que nuestras acciones crucen los límites que Él establece. Es decir, evitar hacer aquellas cosas que Él desaprueba, tal como lo transmiten las Escrituras y los sabios.
Después de todo, el amor siempre pone límites. Cuando amamos a alguien, no sólo hacemos las cosas que le agradan, sino que también evitamos las cosas que le desagradan. El mismo principio se aplica a nuestra relación con Kṛṣṇa. Para que nuestra devoción sea auténtica, necesitamos regular nuestra vida de acuerdo con Sus pautas. Si nos esforzamos por convertirlo en nuestro centro, pero no en nuestra circunferencia, entonces nuestras acciones no devocionales o antidevocionales impedirán que nuestra devoción se arraigue profundamente.
Por supuesto, no todo el mundo puede conectarse con Kṛṣṇa al mismo nivel. Por ello, el Bhagavad-gītā (12.8-12) describe varios niveles en los que podemos conectarnos con Él. Estos representan círculos de circunferencia creciente para dar cabida a personas en niveles decrecientes de evolución espiritual.
Una vez que nuestra vida esté firmemente centrada en Kṛṣṇa, podemos, si es necesario, ampliar la circunferencia para llevar Su mensaje a los demás. Pero para compartir la alegría de la devoción, primero debemos saborearla nosotros mismos. Y para acceder a esa alegría, necesitamos hacer de Kṛṣṇa tanto nuestro centro como nuestra circunferencia.
Aquel que es igual con amigos y enemigos, que mantiene la ecuanimidad en medio del honor y el deshonor, el calor y el frío, la felicidad y la aflicción, la fama y la infamia, que siempre está libre de relaciones contaminantes, que siempre es callado y se satisface con cualquier cosa, a quien no lo preocupa ninguna residencia, que está fijo en el plano del conocimiento y que está dedicado al servicio devocional, esa clase de persona es muy querida por Mí. - Bhagavad-gītā 12.19
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