Kṛṣṇa es el estabilizador de las emociones materiales y el estimulador de las emociones espirituales


Bhagavad-gītā 12.17

Nuestra emocionalidad es una característica innata de nuestro ser - proviene del núcleo de quienes somos, seres conscientes y espirituales. Una característica central de la conciencia es sentir emociones en relación con las cosas de las que somos conscientes.

 

Aunque nuestra emocionalidad proviene de nuestro núcleo, nuestras emociones presentes no suelen llevarnos hacia ese núcleo. En el presente, nuestra conciencia se canaliza a través de la mente hacia el cuerpo y el mundo exterior. Mientras estemos apegados a lo material, la mayoría de nuestras emociones son provocadas por cosas mundanas. Y como el mundo exterior, al estar lleno de cosas materiales en constante cambio, se caracteriza por el cambio, las emociones que éste provoca a menudo nos llevan por una montaña rusa emocional.

 

Para estabilizarnos emocionalmente, necesitamos conectarnos con Kṛṣṇa, la fuente suprema de todo. Como Él es el principio inmutable último, conectarnos con Él nos protege en medio de las inevitables tormentas de la vida. Cuando practicamos bhakti-yoga diligentemente para conectarnos con Kṛṣṇa, encontramos un ancla interior que nos ayuda a mantener la calma en medio de situaciones que, de otro modo, harían que nuestra conciencia se tambalee de un lado a otro.

 

Sin embargo, es significativo que, aunque Kṛṣṇa estabiliza nuestras emociones materiales, esa estabilidad está lejos de ser la mejor que Él puede ofrecernos. Como somos seres sensibles con sentimientos, volvernos estoicos, impasibles, como una piedra, está lejos de ser nuestro estado emocional perfecto. El Bhagavad-gītā (12.17) afirma que la ecuanimidad en medio de las dualidades materiales caracteriza a quienes se enriquecen con la devoción. Estamos destinados a disfrutar de todo un universo de emociones espirituales en relación con nuestro atractivo Señor. Y cuanto más nos exponemos a Él a través de la práctica del bhakti, más estimula esa exposición nuestra emocionalidad espiritual latente. Con el tiempo, el universo del bhakti nos enriquece con las emociones más profundas, más finas y más dulces que el corazón humano pueda experimentar jamás.


Aquel que ni se regocija ni se aflige, que ni se lamenta ni desea, y que renuncia tanto a las cosas favorables como a las desfavorables, un devoto de esa clase es muy querido por Mí. - Bhagavad-gītā 12.17

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