Bhagavad-gītā 13.9
Supongamos que una persona angustiada, al comprobar que su dolor ha disminuido gracias a la anestesia antes de una operación, comienza a anestesiarse periódicamente. Esto le impediría experimentar la vida.
Con frecuencia nos anestesiamos ante las angustias de la vida al exponernos a un exceso de estímulos materiales. Aunque las sensaciones físicas parecen activarnos, en lugar de anestesiarnos, esa activación se produce únicamente en relación con el objeto particular de estimulación; en general, nuestra capacidad de experimentar la vida en su variedad y riqueza se ve inactivada.
Supongamos que una persona se anestesia ante los problemas de su vida bebiendo. Aunque siente un deseo y una excitación mayores en relación con el alcohol, esa misma obsesión inactiva su capacidad de experimentar otros aspectos de la vida, como una hermosa puesta de Sol, o incluso la angustia que sufren sus seres queridos a causa de su alcoholismo. E incluso bebiendo, pronto se acostumbra a los niveles de bebida que antes le parecían embriagadores, por lo que necesita beber más para sentirse bien. Así, termina con sus problemas agravados, sin solucionarlos.
Para abordar nuestros problemas, necesitamos mirar directamente a los ojos la naturaleza inherentemente angustiosa de la vida. El Bhagavad-gītā (13.9) indica que el análisis inquebrantable de las inevitables miserias de la vida, como la vejez, la enfermedad y la muerte, caracteriza el conocimiento. Nos impulsa a explorar una pregunta fundamental: ¿Qué nos hace retroceder ante la muerte y anhelar la vida eterna? Tal exploración, cuando está guiada por la sabiduría del Gītā, nos permite comprender nuestra identidad espiritual como almas, que son partes del todo atractivo, Kṛṣṇa. Cuanto más nos conectamos con Él mediante la práctica del bhakti-yoga, más se activa nuestra conciencia latente de nuestra identidad espiritual y nuestro destino. Y, en última instancia, alcanzamos la vida eterna en el amor espiritual puro por Kṛṣṇa.
Cuando evitamos la anestesia del materialismo, las miserias de la vida nos impulsan a buscar y saborear esa ganancia suprema.
El renunciar a los objetos del goce de los sentidos; la ausencia de ego falso; la percepción de lo malo del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades (todo eso Yo declaro que es conocimiento) - Bhagavad-gītā 13.9
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