Que la insatisfacción nos impulse verticalmente, no horizontalmente


Bhagavad-gītā 12.14

Si una persona se ha caído al mar y se encuentra flotando en una zona de tormentas, es posible que llegue de forma natural a una zona más tranquila del océano, pero también puede desatarse una tormenta allí. Para obtener un alivio duradero, necesita salir del océano.
Un principio similar se aplica a nuestra existencia actual. A este mundo material se le suele llamar bhavasagar, el océano de la existencia material. En él, somos sacudidos por las olas de dualidades como calor-frío, placer-dolor y honor-deshonra. A veces, cuando nos vemos atrapados en una situación tormentosa en un lugar determinado, podemos decidir mudarnos a otro lugar, pensando que así podemos escapar de la tormenta. Pero, como dice el refrán, la hierba siempre es más verde del otro lado. Pronto descubrimos que incluso la nueva situación también tiene su serie de problemas.
Si deseamos aliviarnos de las miserias de la existencia material, necesitamos movernos, no tanto horizontalmente como verticalmente. Necesitamos elevar nuestra conciencia al nivel espiritual mediante la práctica del yoga, con lo que podremos comprender nuestra identidad espiritual y saborear nuestro destino devocional como partes eternas, amorosas y bienaventuradas del todo atractivo, Kṛṣṇa.
El Bhagavad-gītā (12.14) caracteriza a los devotos avanzados como personas satisfechas y practicantes del yoga. Esto significa que se mantienen satisfechos con lo que obtienen en el nivel material y se concentran en elevarse verticalmente en su conciencia a través de la práctica del yoga. Cualquier insatisfacción que sientan con su existencia actual, la canalizan verticalmente hacia la realización espiritual, no hacia la adquisición material.
Por supuesto, algunas circunstancias materiales pueden ser demasiado hostiles para la práctica espiritual o incluso para la supervivencia material básica, y cambiarlas puede ayudar. Pero debemos asegurarnos de que ese cambio sea un medio, no un fin - el fin es aprender a saborear la felicidad espiritual en el amor eterno por Kṛṣṇa.
Aquel que no es envidioso sino que, más bien, es un buen amigo de todas las entidades vivientes, que no se cree propietario de nada y que está libre del ego falso, que mantiene la ecuanimidad tanto en la felicidad como en la aflicción, que es tolerante, que siempre está satisfecho, que es autocontrolado, y que está dedicado al servicio devocional con determinación, con la mente e inteligencia fijas en Mí, esa clase de devoto Mío es muy querido por Mí. - Bhagavad-gītā 12.14

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