Bhagavad-gītā 13.11
Supongamos que los guerreros, al final de un día de intensos combates, regresan a la seguridad de su campamento. Justo cuando están descansando, son atacados por soldados enemigos que se habían infiltrado en el campamento y habían estado esperando a que sus víctimas bajaran la guardia.
Cuando practicamos la vida espiritual, entramos en guerra contra las fuerzas de la ilusión. Estas fuerzas atacan nuestra conciencia a través de los muchos objetos tentadores del mundo. Conociendo esta estrategia de ataque, nos mantenemos en guardia cuando estamos en medio de tales objetos. Es pertinente que el Bhagavad-gītā (13.11) recomiende vivir en reclusión, lejos de la asociación mundana. Sin embargo, la reclusión por sí sola no garantiza la protección. El Bhagavad-gītā (6.6) advierte que la mente, cuando no está controlada, actúa como nuestro peor enemigo. A través de este enemigo interno, las fuerzas de la ilusión pueden atacarnos incluso cuando estamos en reclusión. Al activar nuestros recuerdos de indulgencias pasadas, estas fuerzas pueden sumergirnos mentalmente en la inmoralidad.
La asociación espiritual a menudo nos protege al ubicarnos entre devotos que nos recuerdan nuestros valores y aspiraciones. Sin embargo, la asociación, al igual que el aislamiento, no garantiza por sí misma la protección. Si nuestra mente está descontrolada, puede hacer que cometamos ofensas contra los devotos, lo que nos mete en otro tipo de problemas, a menudo más graves.
El punto es que no podemos asumir que estamos a salvo sólo porque estamos lejos de los objetos de los sentidos o porque estamos en asociación; necesitamos controlar nuestra mente. La mejor manera de controlarla es mantenerla ocupada constructivamente. Tal ocupación puede ser, en primer lugar, el servicio devocional directo a Kṛṣṇa y, en segundo lugar, otra actividad constructiva realizada con un ánimo de devoción. La cantidad de reclusión o asociación que necesitamos para absorber nuestra mente variará dependiendo de cuán introvertidos o extrovertidos seamos.
Al asumir la responsabilidad de mantenernos devocionalmente comprometidos y absortos, organizamos mejor nuestra seguridad espiritual.
Devoción constante y pura a Mí; aspiración a vivir en un lugar solitario; desapego de la masa general de la gente; … [– todo esto declaro que es conocimiento]. - Bhagavad-gītā 13.11
No hay comentarios:
Publicar un comentario