El mundo determina nuestras situaciones, pero nosotros determinamos nuestras emociones


Bhagavad-gītā 13.21

Nutrición , Actitud positiva

Supongamos que nos vemos atrapados en un atasco y llegamos tarde a una cita. Es natural que nos sintamos irritados.

Esta emoción es natural, pero no inevitable. Es decir, las situaciones específicas no necesariamente generan emociones específicas. Aunque no siempre podemos controlar nuestras situaciones, podemos entrenarnos para controlar las emociones que conforman y moldean nuestra respuesta a ellas.

El Bhagavad-gītā (13.21) indica que la naturaleza material es el sustrato sobre el cual se despliega la cadena de causa y efecto. Por lo tanto, la cadena de eventos que nos llevó al bloqueo y a encontrarnos en ese lugar en ese momento, esa cadena ocurre en el ámbito de la naturaleza, que a menudo escapa a nuestro control. Cabe destacar que el mismo verso también afirma que la causa de nuestro placer y dolor es nuestro deseo de disfrutar, o, más genéricamente, nuestra definición de disfrute. Esto implica que, al revisar esa definición, podemos liberarnos del ciclo de binarizaciones emocionales asociadas, como el placer y el dolor.

Si hemos definido nuestro éxito o felicidad en función de la impresión que causamos en los demás, la demora nos volverá locos. Sin embargo, si tenemos una autoconcepción iluminada de nosotros mismos como seres espirituales que no pueden ser dañados por nada mundano, no permitiremos que la situación nos robe la calma. Sin duda, seguiremos preocupados, pero no nos perturbaremos. Con el debido sentido de la responsabilidad, llamaremos a la persona con la que íbamos a reunirnos, le explicaremos nuestra situación, nos disculparemos si es necesario y haremos lo necesario para solucionar la complicación, tal vez reprogramando la cita.

En esencia, al meditar sobre nuestra identidad espiritual cuando nos enfrentamos a los altibajos del mundo, podemos aumentar la distancia entre nuestras situaciones y nuestras emociones, capacitándonos así para responder de manera inteligente, no impulsiva.

Se dice que la naturaleza es la causa de todas las causas y efectos materiales, mientras que la entidad viviente es la causa de los diversos sufrimientos y disfrutes que hay en este mundo. - Bhagavad-gītā 13.21

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