La conciencia que prescinde de la conciencia es pseudoconciencia


Bhagavad-gītā 13.18

Nuestra conciencia es la voz interior que nos guía para tomar decisiones sabias. Esta conciencia, en estado puro, es la voz de Kṛṣṇa, quien, como indica el Bhagavad-gītā (13.18), reside en el corazón de todos los seres vivos.

Aun así, nuestra voz interior no puede ser nuestra única guía. ¿Por qué? Porque Kṛṣṇa guía principalmente y con autoridad a través del guru-sadhu-sastra (maestro espiritual, maestros santos y escrituras). Y aunque Él también habla desde dentro, la voz interior que escuchamos puede no ser siempre la suya. ¿Por qué? Porque dentro de nosotros existen muchas otras voces: voces que provienen de las impresiones internas creadas por nuestras pasadas indulgencias mundanas. Estas voces glorifican las acciones materialistas indignas y trivializan las nobles acciones espirituales. Y estas voces degradantes se vuelven más fuertes, fuertes y claras cuando nos encontramos en niveles inferiores de conciencia, o, como dice el Bhagavad-gītā, en las modalidades inferiores de la naturaleza material.

Una forma particularmente insidiosa en que estas voces nos engañan es mediante la suplantación de identidad. Se hacen pasar por la voz de la conciencia y denigran la verdadera voz de la conciencia. Por ejemplo, algunos extremistas liberales argumentan que su conciencia los impulsa a vivir disolutamente, por lo que no responden a ninguna norma moral universal determinada por las Escrituras. Así, prescinden de la conciencia no subjetiva: la voz de la divinidad trascendente.

Dicha racionalización suele ser una licencia egoísta para el libertinaje. Pero incluso si no lo es —aunque queramos ser sinceros—, aceptar tal razonamiento refleja una peligrosa ingenuidad respecto a las complejas fuerzas que pueblan nuestro mundo interior. Así como los crédulos equiparan erróneamente a un curandero con un médico, nosotros, sin darnos cuenta, equiparamos la pseudoconciencia con la conciencia. Así, terminamos, con presunción de superioridad moral, encaminándonos hacia la autodestrucción.

Para evitar tal autodegradación, necesitamos el Bhagavad-gītā como una antorcha interior indispensable. Al usar su luz para distinguir entre la pseudoconciencia y la conciencia, podemos tomar decisiones inteligentes y edificantes.

Él es la fuente de luz de todos los objetos luminosos. Él está más allá de la oscuridad de la materia y no está manifestado. Él es el conocimiento, Él es el objeto del conocimiento, y Él es la meta del conocimiento. Él está situado en el corazón de todos. - Bhagavad-gītā 13.18

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