Bhagavad-gītā 14.2
“¿Por qué Kṛṣṇa no me ayuda?”. Podemos tener tales dudas en tiempos difíciles.
Kṛṣṇa siempre nos ayuda. Cuando sentimos lo contrario, es porque nuestra inteligencia es finita. En cambio, la benevolencia de Kṛṣṇa es infinita y, por lo tanto, no siempre la comprendemos.
Para comprender la ayuda de Kṛṣṇa, necesitamos Su ayuda, tal como la ofrece al compartir la sabiduría del Bhagavad-gītā. El Bhagavad-gītā declara que no somos nuestros cuerpos, sino almas eternas. Nuestra identificación errónea con el cuerpo es una enfermedad, y el mundo material es como un hospital. Así como la vida real de un paciente está fuera del hospital, nuestra vida real está fuera de la existencia material, en el eterno mundo de amor de Kṛṣṇa.
La mejor ayuda del médico es reintegrar al paciente a su vida real. De igual manera, la mejor ayuda de Kṛṣṇa es reintegrarnos a la vida eterna. El Bhagavad-gītā ( 14.2 ) declara que la vida eterna aguarda a quienes buscan refugio en su sabiduría (idaṁ jñānam upashritya).
Cuando buscamos el refugio del Bhagavad-gītā, aprendemos a ver los problemas no como señales de la negligencia de Kṛṣṇa, sino como parte de Su terapia. Los problemas surgen debido a nuestras malas acciones kármicas pasadas, pero Kṛṣṇa los integra con maestría en Su tratamiento para que crezcamos espiritualmente a través de ellos. Si lo recordamos, como el Bhagavad-gītā recomienda repetidamente, experimentamos paz interior incluso en medio de las dificultades externas. Esto aumenta nuestra comprensión de nuestra identidad espiritual, acelerando así nuestra recuperación de la identificación errónea con lo material.
Por supuesto, Kṛṣṇa a menudo también ayuda en el nivel material, pero en su momento se basa en cuando no interfiera con nuestra recuperación espiritual, tal como un médico da analgésicos cuando no interfieren con el tratamiento.
Cuando dejamos de pedir la ayuda de Kṛṣṇa en el nivel material y nos esforzamos por recordarlo independientemente de lo que suceda materialmente, nos damos cuenta de que Kṛṣṇa nunca ha dejado de ayudarnos.
Al quedar fijo en el plano de este conocimiento, se puede adquirir una naturaleza trascendental como la Mía. Establecido así, uno no nace en el momento de la creación, ni se perturba en el momento de la disolución.– Bhagavad-gītā 14.2
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