No se dejen embotar ni adormecer por la televisión

Bhagavad-gītā 14.13

Pocos productos de consumo influyen tanto en el hogar contemporáneo como un televisor. Pocas imágenes representan mejor a una familia contemporánea que un grupo de personas, físicamente enclaustradas y emocionalmente distanciadas, apiñadas alrededor de un televisor, observando, vitoreando, fulminando con la mirada y observando con lascivia las atractivas imágenes que aparecen y desaparecen rápidamente en la pantalla. Para la mayoría de quienes ven televisión, no hay contemplación significativa ni acción con propósito; solo un consumo irreflexivo del contenido visual y sonoro que se les ofrece.

Este efecto que la televisión suele tener en nosotros es, desde la perspectiva del Bhagavad-gītā (14.13), típico de la modalidad de la ignorancia. Esta modalidad nos reduce a una especie de parálisis al privarnos de nuestras capacidades tanto de contemplación como de acción. El efecto de la modalidad de la ignorancia podría describirse mejor como un efecto de embotamiento y adormecimiento:

Efecto de embotamiento: Nuestras facultades intelectuales se atrofian por la falta de uso, de modo que nos resulta difícil utilizarlas incluso cuando las necesitamos y queremos.

Efecto adormecimiento: Nuestras capacidades físicas se debilitan por la inactividad continua, de modo que nos volvemos propensos a muchas de las enfermedades típicas de un estilo de vida sedentario.

La sabiduría del Bhagavad-gītā describe que, si deseamos liberarnos del efecto paralizante de la modalidad de la ignorancia, necesitamos anular nuestro deseo de placeres ilusorios y perezosos y avivar nuestro deseo de felicidad espiritual dinámica. Podemos lograr ambas cosas prestando servicio devocional a Kṛṣṇa. Y cuanto más practicamos el servicio devocional, más nos sintonizamos con un televisor espiritual que nos transmite constantemente la presencia y la guía de Kṛṣṇa, inspirándonos así hacia la contemplación gozosa y la acción fructífera.

Cuando hay un aumento de la modalidad de la ignorancia, ¡oh, hijo de Kuru!, se manifiestan la oscuridad, la inercia, la locura y la ilusión. – Bhagavad-gītā 14.13