Afila la cabeza, madura el corazón


Bhagavad-gītā 15.3

Una enredadera fructífera, bien cuidada, da un fruto maduro. De igual manera, nuestra devoción a Kṛṣṇa, bien cuidada, nos brinda una vida eterna de amor con Kṛṣṇa.

Al cuidar una enredadera, eliminamos las malas hierbas y le proporcionamos el alimento adecuado. De igual manera, al cuidar la enredadera de la devoción, debemos eliminar las malas hierbas de los deseos antidevocionales y proporcionar los estímulos adecuados que nutran la devoción.

Esto significa esencialmente agudizar la mente para madurar el corazón. El Bhagavad-gītā15.03 ) nos insta a usar el arma del desapego para romper con nuestro enredo en la existencia material. Para que, como indica el siguiente verso (15.04), podamos entregarnos amorosamente a Kṛṣṇa.

Para saber de qué desprendernos, necesitamos agudizar nuestra mente. Es decir, necesitamos aumentar nuestra agudeza intelectual para poder distinguir lo eterno de lo temporal, lo espiritual de lo material, lo devocional de lo pseudodevocional. El estudio regular de las Escrituras mantiene nuestra mente ágil y nos permite resistir las tentaciones y distracciones cuando aparecen.

Para que la enredadera de la devoción crezca, necesitamos nutrirla con nutrientes devocionales centrados en el recuerdo de Kṛṣṇa. Cuanto más recordamos a Kṛṣṇa, más crece nuestra atracción por Él. La manera más fácil de recordarlo es cantando Sus santos nombres. La disciplina diaria del canto es como regar a diario el jardín del corazón.

Mediante este cultivo espiritual sostenido, el fruto del amor por Kṛṣṇa aparece en nuestro corazón y comienza a madurar. Cuanto más maduro se vuelve, más lo disfrutamos, incluso en esta vida, y ni hablar de la venidera. Y cuanto más lo disfrutamos, más inspiramos a otros a disfrutar de la sublime alegría de la devoción, demostrando así que este delicioso fruto interior es inagotable.

La verdadera forma de ese árbol no se puede percibir en este mundo. Nadie puede entender dónde termina, dónde comienza, ni dónde está su base. Pero, de un modo decidido, uno debe cortar con el arma del desapego... – Bhagavad-gītā 15.3

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