La unidad del amor descansa en la dualidad de los amantes


Bhagavad-gītā 15.16

Muchas personas conciben la perfección espiritual como un estado de unidad absoluta, en el cual el sentido de identidad personal se disuelve en el absoluto impersonal.

Esta concepción tiene dos problemas graves: no refleja ni la conclusión de las Escrituras ni el anhelo más profundo del corazón por el amor.

Las Escrituras ciertamente se refieren al estado de unidad como una perfección espiritual, pero no como la perfección suprema. Por ejemplo, el Bhagavad-gītā (15.16) se refiere a las almas liberadas como kūṭa-stha, una palabra que denota la inmutabilidad, frecuentemente asociada con la unidad. Sin embargo, el verso siguiente (15.17) aclara que tales almas no están en el nivel más elevado de perfección —ese estatus está reservado para el Alma Suprema, Kṛṣṇa. Y dos versos después, el Gītā (15.19) afirma que quienes conocen la posición de Kṛṣṇa como la Persona Suprema llegan a ser los verdaderos conocedores. Significativamente, el mismo verso concluye que tales personas iluminadas adoran a Kṛṣṇa con todo su corazón. Así que la iluminación no anula su devoción, como debería suceder si la iluminación significara darse cuenta de la unidad con el Supremo. En cambio, intensifica su devoción, lo que indica que la iluminación se caracteriza por la realización de una dualidad eterna: la coexistencia eterna del alma individual y el Alma Suprema, Kṛṣṇa.

Y esta dualidad es esencial para satisfacer el anhelo más profundo de nuestro corazón: el amor.

Si lo pensamos objetivamente, la existencia del amor requiere necesariamente la preexistencia del amante y del amado. Y la eternidad del amor requiere la eternidad de los amantes. Su unidad no es ontológica, sino emocional —la unión de corazones que se saborea. Cuanto mayor es este sentimiento de unidad, más profundo es el amor. Pero la profundidad del amor, o incluso su mera existencia, es imposible sin que los amantes sean dos personas distintas.

Así, la dualidad de los amantes sustenta la unidad del amor.

Hay dos clases de seres: los falibles y los infalibles. En el mundo material toda entidad viviente es falible, y en el mundo espiritual toda entidad viviente se llama infalible. – Bhagavad-gītā 15.16

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