Nuestra elección: ¿Anhelos infinitos o anhelo por lo Infinito?


Bhagavad-gītā 15.18

El Bhagavad-gītā (15.18) afirma que aquellos que están iluminados ofrecen todo el amor de su corazón a Kṛṣṇa, comprendiendo que Él es la persona suprema, la verdad más elevada, la realidad última.

Este verso indica que la esencia de la iluminación no es una visión esotérica de una luz deslumbrante ni una poderosa pulsación de una corriente misteriosa que recorre nuestro cuerpo; la iluminación simplemente significa entender hacia dónde dirigir los anhelos de nuestro corazón y actuar en consecuencia.

Aunque nuestro corazón es finito, alberga anhelos infinitos por las innumerables cosas que prometen felicidad. Sin embargo, debido a que tanto nuestra vida como nuestras capacidades son limitadas, intentar satisfacer esos anhelos infinitos es una causa perdida. No obstante, al no conocer una causa mejor por la cual vivir, nos negamos a abandonar esa causa perdida. Como consecuencia, intentamos ofrecerle a nuestro corazón un premio de consolación tratando de satisfacer la mayor cantidad posible de sus anhelos. Pero esa consolación inevitablemente termina dejándonos desconsolados, porque, sin importar cuántas cosas mundanas logremos, la misma finitud de todo lo mundano hace que nuestro corazón clame por más, atrapándonos así en una insatisfacción perpetua.

La sabiduría del Gītā nos muestra una salida de este dilema. Nos revela una concepción entrañable y encantadora de lo Infinito: Kṛṣṇa, quien, aunque es infinito, se manifiesta eternamente en una forma no material, parecida a la humana y aparentemente finita, con el propósito de corresponder amorosamente con nosotros por toda la eternidad. Cuando hacemos de Kṛṣṇa el anhelo de nuestro corazón, el recuerdo devocional de Su belleza y gloria llena y satisface completamente nuestro ser.

Así, nuestro corazón —que por tanto tiempo estuvo inquieto debido a sus anhelos infinitos— finalmente encuentra descanso al anhelar lo Infinito.

Debido a que Yo soy trascendental y estoy más allá tanto de los seres falibles como de los infalibles, y debido a que soy el más grande de todos, soy célebre tanto en el mundo como en los Vedas como esa Persona Suprema. – Bhagavad-gītā 15.18

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