Los atados a la Tierra están atados a la escasez


Bhagavad-gītā 16.9-10

Muchas personas están atadas a la Tierra en su concepción de la vida; piensan que la Tierra es el único escenario para su existencia. Generalmente adquieren esta visión limitada de la vida debido a una noción materialista subyacente del ser: la idea de que no hay nada más en su identidad que el cuerpo material.

El Bhagavad-gītā (16.9) señala que esta cosmovisión materialista es deficiente en su concepción (alpa-buddhayaḥ) y perjudicial en sus consecuencias (kṣayāya jagato ’hitāḥ). El siguiente verso (16.10) indica esta consecuencia tóxica al declarar que quienes se adhieren a esta visión caen bajo el control de deseos insaciables (kāmam āśritya duṣpūram). Veamos cómo sucede esto y por qué es dañino.

Debido a su apego a la visión materialista, el campo en el que buscan la felicidad queda restringido al ámbito material. Al haberse desconectado del acceso a la felicidad espiritual, los placeres materiales se convierten en su única fuente de satisfacción, y los persiguen con una frenesí desesperada.

Sin embargo, todos los objetos terrenales, al ser finitos y mortales, solo pueden ofrecer placeres igualmente finitos y temporales. Pero como el corazón anhela una felicidad ilimitada y eterna, descubren con desilusión que, incluso si obtienen los mejores placeres del mundo, estos simplemente no son suficientes —rara vez suficientes en calidad y nunca suficientes en cantidad. Como resultado, el anhelo por más los carcome y consume desde dentro, dejándolos perpetuamente insatisfechos, o dicho de otro modo, atados a la escasez.

La sabiduría del Gītā nos libera de estar atados a la Tierra en nuestra concepción y atados a la escasez en nuestra experiencia. Las enseñanzas del Gītā sobre nuestra identidad espiritual y nuestro destino devocional en la morada eterna de Kṛṣṇa nos liberan de una visión terrenal del mundo. Y las directrices del Gītā para ofrecer servicio amoroso a Kṛṣṇa nos liberan de estar atados a la escasez en nuestra búsqueda de la felicidad.

Siguiendo esas conclusiones, la gente demoníaca, que está perdida y que no tiene inteligencia, se dedica a obras perjudiciales y horribles destinadas a destruir el mundo. – Bhagavad-gītā 16.9

Refugiándose en una lujuria insaciable y absortos en la vanidad del orgullo y el prestigio falso, la gente demoníaca, engañada de ese modo, siempre está entregada a trabajos sucios, atraída por lo temporal. - Bhagavad-gītā 16.10

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