La envidia tiene como blanco al envidiado, pero atormenta al envidioso


Bhagavad-gītā 16.17

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La envidia es una tendencia interna y oscura que nos hace sentir miserables ante el éxito de los demás; nos impulsa a rebajarlos y a tramar su destrucción.

La envidia se dirige al envidiado, como se ve en el caso de Duryodhana, quien envidiaba a los Pāṇḍavas. Envidiaba la posición real de Yudhiṣṭhira, la fuerza física de Bhima y la insuperable destreza de Arjuna como arquero. Impulsado por la envidia, conspiró una y otra vez para humillarlos y destruirlos.

Pero la malicia de la envidia no se limita a sus objetivos, sino que también perjudica a quien la alberga. Debido a su envidia, Duryodhana no estaba satisfecho ni siquiera cuando había conseguido engañosamente el reino de los Pāṇḍavas para sí. Mientras ellos vivían exiliados en el bosque, él fue hasta allí para presumir su prosperidad ante ellos. Quería humillarlos mostrando el contraste entre su riqueza y la pobreza de ellos. Sin embargo, el destino le jugó en contra, fue derrotado por seres celestiales y tuvo que ser rescatado por los mismos Pāṇḍavas. Aquellos a quienes quiso humillar terminaron siendo testigos de su propia humillación.

Pudo haber vivido lujosamente en su reino próspero, pero la envidia no lo dejaba vivir en paz. Lo atormentaba tanto que terminó actuando de forma autodestructiva. De hecho, no fue solo un acto, su vida entera fue una lista de acciones impulsadas por la envidia. Esta lo mantuvo constantemente insatisfecho.

Si nosotros albergamos envidia, esta también nos torturará sin cesar. Al entender su verdadera naturaleza, podemos decidir adoptar una postura de tolerancia cero hacia ella. El Bhagavad-gītā (16.18) indica que la envidia hacia cualquier persona es, en última instancia, envidia hacia el supremo y todoatractivo Kṛṣṇa. Cualquier opulencia que alguien posea es solo una chispa de la suprema opulencia de Kṛṣṇa (10.41).

Cuando practicamos bhakti-yoga y comenzamos a saborear las glorias de Kṛṣṇa, aprendemos a ver la opulencia de los demás desde una perspectiva devocional, en lugar de sentirnos inferiores, nos sentimos recordados de la grandeza de nuestro Señor. A través de esta reorientación, nuestra devoción se intensifica, y la envidia disminuye y finalmente desaparece.

Reflexiona sobre esto:

1.                  ¿Cómo atormentó la envidia a Duryodhana?

2.                  ¿Cómo podemos obtener el impulso necesario para dejar de alimentar la envidia?

3.                  ¿Cómo podemos curar la envidia a través del bhakti?

Confundidos por el ego falso, la fuerza, el orgullo, la lujuria y la ira, los demonios se vuelven envidiosos de la Suprema Personalidad de Dios, quien está situado en el cuerpo de ellos y en los cuerpos de los demás, y blasfeman contra la religión verdadera. - Bhagavad-gītā 16.18

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