Bhagavad-gītā 16.24
En una guerra, el enemigo no está simplemente esperando pasivamente a ser atacado por nosotros, ni tampoco corre ciegamente hacia nosotros en un ataque furioso. Si el enemigo es inteligente, entonces planea estratégicamente atacar dos tipos de puntos: o bien los más valiosos, o bien los más vulnerables.
Atacar los puntos más valiosos, como plantas de energía u otras infraestructuras clave, garantiza que nuestra capacidad de funcionar quede paralizada. Atacar los puntos más vulnerables asegura que suframos heridas graves. Si hay un punto que es tanto valioso como vulnerable, es casi seguro que será atacado —y atacado ferozmente, incluso con saña.
Todos estamos librando una guerra contra la tentación. Las tentaciones no solo existen pasivamente en el mundo exterior, ni irrumpen indiscriminadamente en nuestra conciencia —aunque esos aspectos están presentes en cierta medida. La comprensión más completa es que existe una energía ilusoria llamada māyā, cuyo propósito explícito es derribarnos, especialmente cuando tratamos de elevarnos hacia una vida de valores superiores, de mayor significado y, en última instancia, hacia el propósito supremo de servir a Kṛṣṇa y servir a todos en relación con Él.
Māyā utiliza las tentaciones como misiles que apuntan profundamente dentro de nuestra conciencia. Estos misiles son a menudo guiados con precisión y datos en tiempo real, en el sentido de que māyā conoce exactamente nuestra conciencia. Sabe cómo sube y baja constantemente, y utiliza ambos conjuntos de datos para atacarnos en el momento más eficaz.
Un objetivo que es tanto valioso como vulnerable es nuestra inteligencia. Si es derribada, o peor aún, subvertida, no solo podemos ser ralentizados o detenidos, sino incluso esclavizados.
Nuestra inteligencia es valiosa porque es nuestra primera y última línea de defensa en la guerra contra la tentación.
· Es la primera defensa porque nos recuerda que hay peligro en un mundo que muchas veces parece inofensivo o incluso placentero.
· Es la última defensa porque, incluso cuando la tentación ha entrado en nuestra conciencia y estamos considerando ceder —o incluso cuando ya hemos caído—, es la inteligencia la que nos mantiene dentro de ciertos límites de moralidad o decencia.
Cuando nuestra inteligencia cae como última defensa, no hay forma de predecir cuán bajo caeremos, ni cuánta depravación aceptaremos durante la caída.
A la vez, nuestra inteligencia es también vulnerable, porque el mundo nos presenta lógica y razonamientos distorsionados y pervertidos. Nos hace creer que lo impensable, en términos de indulgencia, es en realidad irresistible. El mundo racionaliza, pero lo que nos ofrece son mentiras racionales.
Las tentaciones del mundo no solo activan deseos en la mente; también atacan nuestra inteligencia, infectándola con lógica engañosa y autodestructiva.
Por eso necesitamos, como una prioridad fundamental, proteger nuestra inteligencia si queremos protegernos en esta guerra contra la tentación. Y para protegerla, necesitamos estudiar regularmente textos de sabiduría como el Bhagavad-gītā (16.24), que refuerzan y refinan la capacidad de nuestra inteligencia para discernir la realidad de la ilusión.
· Cuando la inteligencia se refuerza, se vuelve más fuerte.
· Cuando se refina, se vuelve más aguda.
La inteligencia fuerte resiste ataques frontales y poderosos.
La inteligencia aguda resiste ataques sigilosos y sutiles.
Cuanto más nos esforcemos en estudiar diligentemente las Escrituras, menos esfuerzo necesitaremos para luchar contra las tentaciones.
Una inteligencia reforzada y refinada nos permitirá:
1. Resistir completamente la tentación (la mejor opción),
2. Reducir cuánto nos hace caer (segunda mejor),
3. Recuperarnos más rápido después de haber caído (tercera mejor).
Resumen
En una guerra, el enemigo apunta especialmente a los activos que son valiosos o vulnerables, o mejor aún, ambos. En nuestra guerra contra la tentación, nuestra inteligencia es particularmente valiosa (por ser nuestra defensa) y vulnerable (por estar expuesta a argumentos engañosos).
Las tentaciones son misiles guiados con precisión por la energía ilusoria, māyā, cuyo propósito es derribarnos.
Para proteger nuestro activo más valioso y vulnerable, necesitamos estudiar textos de sabiduría como el Bhagavad-gītā, que fortalecen y agudizan nuestra inteligencia para resistir ataques más fuertes y más sutiles.
Reflexiona sobre esto:
· ¿En qué sentido nuestras tentaciones son como misiles guiados con precisión?
· ¿Cuál es nuestro activo más valioso y vulnerable, y por qué?
· ¿Cómo podemos fortalecer nuestra inteligencia? ¿Qué puede hacer por nosotros una inteligencia fortalecida?
Así pues, mediante las regulaciones de las Escrituras, se debe entender lo que es el deber y lo que no lo es. Después de conocer esas reglas y regulaciones, se debe actuar de una manera en que uno se vaya elevando gradualmente. - Bhagavad-gītā 16.24
No hay comentarios:
Publicar un comentario