Entra en la guerra, pero no dejes que la guerra entre en ti

Bhagavad-gītā 18.17

“¿Cómo puede uno actuar sin quedar atado?”. Esta es la pregunta esencial de Arjuna al comienzo del Bhagavad-gītā. Y todo el Gītā la aborda en varios niveles progresivamente más elevados.

Al tratar este tema en su último capítulo, el Gītā (18.17) afirma de manera provocativa que aquel que actúa sin arrogancia ni apego puede realizar cualquier actividad, incluso matar, sin quedar atado. ¿Acaso este verso da licencia para matar?

[Arjuna permitió que Kṛṣṇa entrara en él y ocupara el centro de su corazón, identificándose así más como un devoto que como un guerrero.]

No, en absoluto —lo que hace es ilustrar gráficamente el principio filosófico de que la acción sin apego no genera ataduras, un principio que, en sí mismo, no tiene nada que ver con matar. La idea es que uno puede mantenerse a salvo kármicamente incluso entrando en la guerra, siempre que no deje que la guerra entre en uno mismo; es decir, que no permita que la pasión, la furia, el frenesí —en resumen, el apego— asociado con la guerra lo posea.

Significativamente, el Gītā culmina (18.66) con la mejor recomendación para la seguridad kármica: el servicio rendido a Kṛṣṇa. Ya que Él es el Señor de todo, incluido el karma, puede indemnizar a uno de toda reacción kármica. La respuesta de Arjuna revela su conciencia: “Haré tu voluntad”. (18.73). Así, su enfoque no está en pelear, sino en hacer la voluntad de Kṛṣṇa, que en esas circunstancias específicas era luchar. Esto demuestra que no dejó que la guerra entrara en él. Más bien, permitió que Kṛṣṇa entrara en Él y ocupara el centro de su corazón, identificándose así más como un devoto que como un guerrero.

Al igual que Arjuna, nosotros también podemos tener deberes que nos enredan, parecidos a guerras. Podemos entrar en ellos sin permitir que entren en nosotros; es decir, podemos evitar que el apego excesivo hacia ellos se instale en nuestro interior si, con una disposición devocional, permitimos que Kṛṣṇa entre y ocupe nuestro corazón. Entonces, ese enfoque en servirlo, por Su gracia, no solo nos protegerá del cautiverio, sino que también nos conducirá a la liberación.

Aquel que no es movido por el ego falso, cuya inteligencia no está enredada, aunque mate hombres en este mundo, no mata. Y a él tampoco lo atan sus acciones. - Bhagavad-gītā 18.17

 

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