No masajees ni pellizques el falso ego; guíalo con una palmadita alentadora


Bhagavad-gītā 18.4

El Bhagavad-gītā trata nuestra identificación corporal de manera paradójica. Analiza con claridad que no somos nuestros cuerpos materiales, sino almas. Sin embargo, de los 25 nombres que utiliza para dirigirse a Arjuna, 14 hacen referencia a sus conexiones corporales: Bhārata, Bhāratarṣabha, Bhāratasattama, Bhārataśreṣṭha, Dehabhṛtam-vara, Kaunteya, Kurunandana, Kurupravīra, Kurusattama, Kuruśreṣṭha, Pāṇḍava, Pārtha, Puruṣarṣabha y Puruṣavyāghra. Todos estos nombres son elogiosos; por ejemplo, Bhārata-sattama (18.4) significa "el mejor de los Bhāratas".

¿Por qué el Gītā primero enseña que la identidad corporal es falsa y luego se refiere repetidamente a ella de forma positiva?

Porque trata al falso ego con sensibilidad: ni lo halaga, ni lo ataca, sino que lo guía suavemente.

Masajear el falso ego implica halagar a otros por su linaje, raza o posición sin iluminarles acerca de su verdadera identidad espiritual. Esto hace que su falso ego se infle, agravando su ilusión.

Pellizcar el falso ego implica bombardear a los demás con un monótono e implacable: “No eres el cuerpo”. Como no pueden separar físicamente el alma del cuerpo, ni desvincularse emocionalmente de sus relaciones corporales, ese mensaje termina resultando molesto, incluso ofensivo.

Dar una palmada alentadora al falso ego significa reconocer a los demás por lo que son y luego animarlos hacia lo que pueden llegar a ser. El Gītā integra de manera armoniosa sus apelativos corporales con su mensaje central: solo alcanzamos el verdadero éxito al realizar nuestra gloria espiritual como hijos amados de Kṛṣṇa. Su forma de dirigirse al cuerpo involucra emocionalmente a la audiencia en la búsqueda espiritual: “Ya eres tan bueno; por eso, puedes y debes llegar a ser aún mejor al realizar tu gloria espiritual”.

Siguiendo el ejemplo del Gītā, podemos evitar los extremos de un masaje adulador o un pellizco irritante al tratar con el falso ego de los demás. Adoptando el equilibrio de una palmada alentadora, podemos ayudarles a ver la ambición espiritual de forma positiva: no como un rechazo de su pasado, sino como su culminación

¡Oh, tú, el mejor de los Bhāratas!, oye ahora Mi juicio sobre la renunciación. ¡Oh, tigre entre los hombres!, en las Escrituras se declara que la renunciación es de tres clases. Bhagavad-gītā 18.4

No hay comentarios:

Publicar un comentario